Su nombre completo en lengua árabe es Abu l-Qasim Muhammad ibn 'Abd Allāh al-Hashimi al-Qurashi del que, castellanizando su nombre coloquial Muhammad (محمد), se obtiene Mahoma.
En el año 1176 la Rioja fue anexionada al Reino de Castilla debido al Laudo arbitral del Rey Enrique II de Inglaterra, lo que pudo provocar que se fuera castellanizando poco a poco, con lo cual las características de este dialecto serían restos de las lenguas habladas anteriormente en la región, o bien, se produce por una confluencia idiomática en una zona fronteriza entre los reinos de Castilla, Navarra y Aragón.
El más notable de los sumos sacerdotes incas que la historia individualiza, pero de quien por desgracia no se ha conservado su nombre, es el que acompañó a Manco Inca, durante la guerra de liberación contra los invasores españoles, entre los años 1536 y 1540. Estos lo llamaron Vila Oma, castellanizando lo que creían que era un nombre propio.
En este período el Imperio Español intentó conquistar la región de Tucma, nombre que los españoles terminaron castellanizando como Tucumán.
En algunos manuales se le denomina erróneamente roble pirenaico, castellanizando el binomen latino, pero el nombre específico pyrenaica es poco apropiado, ya que falta casi por completo en los Pirineos.
Los Trastámara castellanos habían respetado el uso del catalán y este no se resintió hasta que Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla se casaron y la Corona de Aragón quedó ligada al proyecto de monarquía hispánica gestado por los Reyes Católicos (1479-1516). Fruto de la castellanización de la corte, la aristocracia catalana se fue castellanizando.
Después el tiempo corrompió el topónimo hasta llegar a Bahud, Betul, Betulon, Betula, Ebdete, Idubea, Obdah, Ubadzza y por fin castellanizando como Vbeda.
Casado con Isabel de Faria, de origen portugués, tuvo un hijo de su mismo nombre y continuador del oficio paterno, aunque castellanizando el apellido él firmará Pedro Perete, cuya personalidad, desde Ceán Bermúdez, ha venido siendo confundida con la del padre.
Fue hijo del librero e impresor Guillermo del Río, un flamenco que llegó prisionero en un buque corsario inglés y que tras ser liberado se instaló en Lima, castellanizando su nombre.
Cuando Borghese emigrara a la Sudamérica española, se establecería a principios del siglo XVIII en Buenos Aires, capital de la gobernación del Río de la Plata que formaba parte del gran Virreinato del Perú, castellanizando su nombre y apellido como «Jorge Burgues».