EL DUENDE.- Si eso es cierto, ya empiezo a creer que es buena; ya no debe dudarlo, cuando al señor de
Carnerero le parece mala, y baste por este voto; pero con respecto al señor J.
Mariano José de Larra
Pues amigo, eso no es nada; ¿y allá cuando dice el hijo de Apolo, el señor de
Carnerero, que ha tenido usted el gusto de hacerse conocer por una malísima oda a la Exposición?
Mariano José de Larra
EL DUENDE.- Yo sospecho que el señor
Carnerero no había leído de la oda sino mi apellido cuando aseguró ser mala; es decir esto, que está bien determinado a encontrarla mala cuando la lea; y efectivamente no se hace usted cargo; «una oda hecha por un señor que ha criticado al Correo», ¿cómo ha de ser buena?
Mariano José de Larra
Mala, malísima, a los ojos del señor
Carnerero; y Dios nos libre de que algún día les llegue a gustar a los Carnereros la oda, líbreme de verla alabada por ellos, por aquella regla de Iriarte: DON RAMÓN.- Pero, ¿usted la defiende?
Mariano José de Larra
A aquellos mulos de reata que a falta de criterio propio o sin haberla leído la juzguen malísima por el dicho de otro, a ésos les aconsejo que no la lean, y ese tiempo se encontrarán para cosas que ellos llamarán más útiles; si el día de mañana apareciesen razones contrarias de algún peso, me contentaría con leerles un oficito de la Junta, cuyo voto, prescindiendo de lo mucho que vale, por poco que valiera, había de ser una autoridad infinitamente más respetable que la del señor Carnerero...
Luego a los redactores del Correo no sólo no será falta de urbanidad llamarlos necios, tontos, etc., sino que será justo y necesario. Señor
Carnerero, venga usted por más lógica.
Mariano José de Larra
DON RAMÓN.- Número 35. Interlocutores en él: a ratos, el señor
Carnerero; por lo regular, su cólera. ¡Ah, señor Duende; esto ya es otra canción; aquí hay menos razones, pero más desvergüenzas!
Mariano José de Larra
Señor don Ramón, ¿no se hace usted cargo que aunque los señores redactores, aunque el principal de ellos, que no conozco sino para reírme de él, pero que ya conoce el público, aunque el caballero José María
Carnerero, que es incapaz de esas indecencias, se hubiese vuelto loco, el editor, interesado en el honor, es decir, en el lucro del periódico, no se lo hubiera permitido?
Mariano José de Larra
Y por esta lógica de que toda cosa que influye en otra es del ramo de aquélla que recibe su influjo, diremos aquí, lógico señor Carnerero...
Si yo recordase al señor Carnerero que en su vida ha hecho ninguna obra literaria completa y original...
DON RAMÓN.- Y dice muy bien el Duende, que le vienen al señor
Carnerero que no parece sino que es su comidilla; a mi entender, se debe traducir, si es literalmente: Le ton fait la chanson.
Mariano José de Larra
Eso es herir la dificultad; éste sí que es un golpe de ignorancia; acuérdese usted de los interlocutores; aquí habla todo el señor
Carnerero.
Mariano José de Larra