Durante los intervalos de aquel corto diálogo, que sostenía con vivacidad febril, rompía los carbones con las tenazas y parecía contrariado.
Se quedó la pobre triste en la cocina, de llanto de pena nublados los ojos, mirando los juegos extraños que hacían en las sombras negras los
carbones rojos.
José Asunción Silva
13 Y tronó en los cielos Jehová, Y el Altísimo dió su voz; Granizo y carbones de fuego. 14 Y envió sus saetas, y desbaratólos; Y echó relámpagos, y los destruyó.
Semejante a éste es aquel prodigio de que con el aceite claro se hagan manchas negras, como se hacen también líneas negras con la plata blanca, y también el de los carbones, que con el fuego se convierte en otra substancia tan opuesta, que de hermosísima madera se vuelve tan desfigurada, de dura tan frágil y de corruptible tan incorruptible.
Entonces les mostró con el dedo un montón de
carbones que se hallaban allí cerca y les hizo señal de que llenasen con ellos sus bolsillos.
los Hermanos Grimm
Ambos obedecieron sin saber para qué les servirían aquellos
carbones, y continuaron su camino buscando un asilo donde pasar la noche.
los Hermanos Grimm
13 Cuanto á la semejanza de los animales, su parecer era como de carbones de fuego encendidos, como parecer de hachones encendidos: discurría entre los animales; y el fuego resplandecía, y del fuego salían relámpagos.
Doña María, dándome las espaldas, cogió la oreja de trapo del bulto. Yo, al volver los ojos, vi unos
carbones encendidos en el brasero.
Roberto Arlt
Los dos viajeros entraron en una posada y se echaron a dormir encima de la paja, pero el cansancio les hizo olvidarse de tirar sus
carbones.
los Hermanos Grimm
Negra sangre, salía de su boca, de tan amarga hiel, de tal ponzoña, que las piedras abrasa si las toca y do cae, la hierba no retoña. Carbones encendidos son sus ojos, ata en nudos su cola serpentina, que se agita al rigor de sus enojos; tiene rostro infernal, forma ferina, apenas vio el Monarca tenebroso a la tranquila madre y al infante, y al ángel que alumbraba su reposo con un rayo de luz de su semblante, suspiró como el mar en la tormenta, recordó su caída vergonzosa y de su rebelión la vil afrenta, renovando la llaga dolorosa.
Llevaron la mano a sus bolsillos, y no podían creer a sus propios ojos cuando vieron que los tenían llenos, no de
carbones, sino de barras de oro puro.
los Hermanos Grimm
11 Puso tinieblas por escondedero suyo, su pabellón en derredor de sí; Oscuridad de aguas, nubes de los cielos. 12 Por el resplandor delante de él, sus nubes pasaron; Granizo y carbones ardientes.