Era el don Alonso un verdadero hijo mimado, y por ello es de colegirse que andaría siempre por caminos torcidos
Camorrista, jugador y enamoradizo, ni dejaba enmohecer el hierro, ni desconocía garito, ni era moro de paz con casadas o doncellas; que hombre fue nuestro hidalgo de muy voraz apetito y afectado de lo que se llama ginecomanía.
Ricardo Palma
En Lima se le detuvo por tres semanas preso entre las monjas bernardas de la Trinidad, y en el primer galeón que zarpó para España marchó el
camorrista alférez bajo partida de registro.
Ricardo Palma
Un hombre pagado para esto y que actuaba de camorrista, entraba bruscamente en la habitación donde el que nos proporciona el quinto ejemplo estaba encerrado con una muchacha a quien besaba el trasero mientras esperaba la ejecución.
El camorrista las emprendía contra el primo, al derribar la puerta le preguntaba insolentemente con qué derecho tomaba así a su amante, luego, empuñando la espada, le decía que se defendiese.
Dice el padre Vázquez en elogio de este hermano, que era puntual en el cumplimiento de sus deberes monásticos, sobrio, honesto y adornado de varias virtudes; pero conviene en que traía al retortero a sus iguales por la irascibilidad de su carácter, que lo impulsaba a cortar toda disputa, empleando como canta la copla: ::«¡Santo Cristo del garrote, ::leña del cuerpo divino!» Los superiores estaban ya hartos de amonestarlo, y si no le daban pasaporte era por consideración a sus buenas cualidades y porque esperaban que el tiempo venciese en él la propensión
camorrista.
Ricardo Palma
Travieso, enredador y
camorrista, más que en la escuela se le encontraba, con otros pillastres de su edad, haciendo novillos por las huertas y murallas.
Ricardo Palma
Landázuri era, pues, el coco del alcalde y de la audiencia. No produjo Zaragoza aragonés más testarudo y
camorrista. En 1797 el escribano D.
Ricardo Palma
El camorrista, más insolente aún ante las suavidades de su adversario, se ponía más imperioso: trataba a su enemigo de cobarde, de rastrero, de cagón, y lo amenazaba con cortarle la cara con la hoja de su espada.
Atiadio que el motivo que lo obligara a escribir contra el padre Gircete fue que este, en un sermon, habia satirizado a dominicos y agustinos, tildandolos de malos sa- cerdotes, porque asistieron a una corrida de toros; y por fin, que el, aunque fraile, tenia sangre en el ojo, y no era hom- bre de aguantar pua sin dar corcobo. Se nego a firmar la notificacion, haciendo constar el notario 1 as frases que habia vertido el camorrista fraile.
El camorrista, rezongando, exponía inmediatamente su trasero, el primo, más que feliz, se echaba encima con entusiasmo y mientras el joven le soltaba en las narices media docena de pedos, el viejo disoluto, en el colmo de su gozo, derramaba su semen muriéndose de placer.
También les acompaña Homer (Deniz Akdeniz) el camorrista vecino de Ellie, además de un antiguo compañero de clase llamado Lee (Chris Pang), Robyn (Ashleigh Cummings) y la tímida Fiona (Phoebe Tonkin).
pero no se habla de nupcias:: Platicando y susurrando, transcurría la jornada: Criado y doncella, compartieron el lecho: Convivían felices y tuvieron hijos.: Esos eran los nombres de los rapaces: Vaquero, Camorrista: Tosco, Jorobado; Mancebo, Perezoso: Zoquete, Tacaño; Testarudo, Malapiel: Gruñón, Barrigudo.