Depón, depón el rubor: ¡tu grosero traje informe es el glorioso uniforme de los hijos del Señor!- El cierzo duro de enero te está haciendo tiritar: siéntate al tranquilo hogar que aromatiza el romero; seca tus burdos vestidos a su aplacible calor, y él restituya el vigor a tus miembros ateridos.
nadie, nadie pueda sospechar frivolidades en mi claustro y al centro de mis sobrios enrejados encerraré tu huella donde
burdos candados de un poema apresen las ganas de pedir que vuelvas.
Antonio Domínguez Hidalgo
Este concierto de elogios, nuevos para Eugenia, le hicieron en un principio ruborizarse; pero, insensiblemente, y a pesar de lo burdos que eran los cumplidos, su oído se acostumbró de tal modo a oír alabar su belleza, que si alguno la hubiese encontrado fea, este reproche le hubiera parecido más sensible entonces que ocho años antes.
Los tiempos que corrían en este chile amado :Sembraban de tristeza presente y porvenir :La muerte se levaba la infancia desnutrida :Y el hambre y la miseria triunfaban por doquier. :Políticos nefastos cual burdos mercaderes :Vendían nuestro suelo con cínico desdén.
Elegantes y bizarros, sabían cómo se llevan el chiripá y las espuelas en la bota fina; y por el modo gallardo de colocarse en la cabeza el chambergo, no se podía negar que fueran criollos; pero no por esto tampoco manejaban peor la pala ni con menos destreza la guadaña que el labrador pesado, de huesos macizos y de músculos espesos, toscamente vestido de géneros burdos, cosido con hilo de acarreto.
SOSIAS: Creí ver en mi primer sueño, sentados en el Pnix y reunidos en asamblea, una multitud de carneros, con báculos y mantos burdos; después me pareció que entre ellos hablaba un omnívoro paquidermo, cuya voz parecía la de un cerdo a quien están chamuscando.
IX No quisiera morir, mas sin hallar repuesto, sólo queda el adiós, ¡
burdos!, a mamotretos y a los sabios de tevé pregonando riesgos; y a las togas directivas en sus denuestos; y a los magos artífices del héroe pueblo; y a los pedantes engreídos de sus nervios; y a los magister dixit de secos cerebros; y a los drogadictos de barras prisioneros; y a los agrupados en dísticos correos; y a los bien domados varones solariegos; y a las bellas matriarcas con sus sortilegios y a cualquier microbio que se crea evangelio.
Antonio Domínguez Hidalgo
Con tu cuerpo de tablones
burdos me convertí en piltrafa de carpintería y en una escuadra de dolor desajustado se me turbó la duela fina.
Antonio Domínguez Hidalgo
Él le echaba la culpa a los guantes, con los cuales aseguraba que «no tenía tientos». El cristal ejercía sobre sus sentidos burdos de labriego extraña fascinación.
Tras la guerra marcha a Múnich con Edward, haciéndole varios reemplazos bastante burdos (en comparación con los de Winry) de sus Automail.
Sus camiones eran del gusto de los militares, más no del público civil; ya que por ser de origen para un mercado militar, sus terminados eran muy toscos y burdos en extremo, siendo dejados de lado por las enormes y mejor diseñadas máquinas europeas y sus más refinados motores, que trajeron algo que durante la época comunista nunca se tuvo en cuenta: un vehículo amigo del medio ambiente y de altas prestaciones.
Sus personajes se desenvuelven a través de discursos llenos de agilidad, dinamismo e ingenio, sin caer en los estadios más burdos de la comicidad.