¡La lánguida Asia y la ardiente África, Todo un mundo lejano, ausente, casi difunto, Vive en tus profundidades, selva aromática! Así como otros espíritus bogan sobre la música, El mío, ¡oh, mi amor!
Aceleran, pues, el comenzado camino; deslízanse por las aguas con plácido rumor las embreadas naves, maravíllanse las ondas, maravillase el bosque con el desusado espectáculo de los espléndidos escudos de aquellos guerreros y aquellas pintadas barcas que bogan por el río.
Ven, estrella matutina, Y a tu blanca y argentina Silenciosa aparición, Huirá de mi ventana Esa confusión liviana Que despierta mi aflicción ¡Lámpara de consuelo A cuya lumbre velo, Que escuchas solitaria Mi tímida plegaria, Si acaso llega al cielo Mi súplica mortal! Tráeme la luz del día Que calme la agonía De esos remordimientos Que bogan turbulentos Sobre la niebla umbría En ilusión fatal.
Turgeon, D.; Quinn, J.F.; Bogan, A.E.; Coan, E.V.; Hochberg, F.G.; Lyons, W.G.; Mikkelsen, P.M.; Neves, R.J.; Roper, C.F.E.; Rosenberg, G.; Roth, B.; Scheltema, A.; Thompson, F.G.; Vecchione, M.; Williams, J.D.
Heed, transportando mineros de hierro desde Hibbing hasta Alice (conocida por sus salones) a 15 centavos por viaje. En 1915, Wickman unió fuerzas con Ralph Bogan, que poseía un servicio similar desde Hibbing hacia Duluth.
Encuentra al capitán Athib, el mismo que le había prometido años atrás enrolarlo en su galera. Llegados a ésta, bogan sobre el mar Cerenio, que conduce hasta el cielo.
En algún momento durante el tiempo en que Sage estuvo con el Club del Fuego Infernal, Shaw y Emma Frost se atrevieron a invitar al hombre conocido como Elias Bogan.
A pesar de que no poseía un rango oficial en el Círculo Interno del Club, la telepatía de Bogan lo convirtió en uno de los miembros más importantes y poderosos del Club.
Por ello Bogan acumuló un profundo rencor hacia ella. Durante los conflictos de los X-Men con el Club Fuego Infernal, Sage mantiene principalmente un papel de fondo y se ve únicamente como asistente de Shaw, eso si, extraordinariamente inteligente.
Sin quererlo despertó en Madelyne los recuerdos de su trágica vida y casi mata a Sage. A pesar de que habían pasado años desde que Sage se burló de él, Elias Bogan la secuestro y dominó mentalmente.
En el hecho de ir a calar la jábega, que para el efecto el arráez tiene ya preparada en la barca y en estado de partir de la orilla, deja uno de los cabos de los dos calones en tierra, bogan los remeros hacia el mar: siguen echando consiguientemente la red y después de ella van largando el cabo del otro calón para formar un semicírculo, a cuyo fin la barca vuelve su rumbo hacia la misma orilla hasta largarle todo, donde atraca con bastante distancia del punto primero en que dejó el primer cabo.
Su patrocinio garantizaría el éxito en la organización. Los términos se decidieron en un juego de póker que fue manipulado por Sage para que Bogan perdiera.