Los catalanes de
Bodegones se hacían llevar con un criado el desayuno a la trastienda del almacén, e iban ya a sentarse a la mesa cuando un lujoso carruaje se detuvo a la puerta.
Ricardo Palma
El hombre echó a correr vociferando como un loco, alborotóse la calle de
Bodegones, el almacén se llenó de curiosos para quienes Ramoncito era antiguo conocido, descubrióse el pastel, y por vía de anticipo mientras llegaban los alguaciles, la emprendieron los catalanes a mojicones con el obispo de pega.
Ricardo Palma
Pidieron de cenar; respondióles Argüello que en aquella posada no daban de comer a nadie, puesto que guisaban y aderezaban lo que los huéspedes traían de fuera comprado; pero que
bodegones y casas de estado había cerca, donde sin escrúpulo de conciencia podían ir a cenar lo que quisiesen.
Miguel de Cervantes Saavedra
La tienda de
Bodegones era sitio de tertulia para los lechuguinos contemporáneos del virrey bailío Gil y Lemos, a varios de los que dijo una tarde el relojero: -¡Per Bacco!
Ricardo Palma
Los ricos almacenes de mercaderías asiáticas de las calles de Espaderos, Melchor Malo y Bodegones; algunos establecimientos europeos de ropa hecha y todas las tiendas y casas ricas de préstamos asiáticas de Zavala, Albaquitas, Paz-Soldán, Capón, Hoyos, Mercedarias y otras, fueron atacadas en la noche, antes de que las colonias extranjeras pudieran organizarse y prestar importantes servicios que salvaron la capital.
FIN DE LA SEGUNDA JORNADA JORNADA TERCERA -------------------------------------------------------------------------------- Sale RACIMO con un papel RACIMO: ¡Cielos, que tenga yo un amo de tan extraño caletre, que siendo único Señor de Tebas, adonde tiene tabernas y bodegones adonde a sus anchos puede comer a qué quieres boca, beber a tente bonete, a Creta se haya venido a campar de pretendiente, y con el vino y amor ande obligando a que piensen, viéndole Baco y amante, que asomado está dos veces!
En la puerta del café de
Bodegones, centro a la sazón de los contemporáneos del virrey inglés (O'Higgins), había un grupo de viejos poniendo notas y comentarios al bando.
Ricardo Palma
Arrendaron un vasto almacén en la calle de
Bodegones, adornando una de las vidrieras con pectorales y cruces de brillantes, cálices de oro con incrustaciones de piedras preciosas, anillos, arracadas y otras prendas de rubí, ópalos, zafiros, perlas y esmeraldas.
Ricardo Palma
Cuatro años después, un español, don Francisco Serio, fundó el famoso café de
Bodegones que hasta hace poco disfrutó de gran nombradía.
Ricardo Palma
Pero ya es tiempo de entrar en la historia de las dos im,- provisaciones, historia á la que ha servido de introibo todo el largo párrafo hasta aquí escrito. Una noche charlábase sobre política, manjar de gente ocio- sa, enlre los turtulios del café de Bodegones.
La codicia y la envidia despertó en los rufianes voluntad de hurtarme, y andaban buscando ocasión para ello: que esto del ganar de comer holgando tiene muchos aficionados y golosos; por esto hay tantos titereros en España, tantos que muestran retablos, tantos que venden alfileres y coplas, que todo su caudal, aunque le vendiesen todo, no llega a poderse sustentar un día; y, con esto, los unos y los otros no salen de los
bodegones y tabernas en todo el año; por do me doy a entender que de otra parte que de la de sus oficios sale la corriente de sus borracheras.
Miguel de Cervantes Saavedra
El primer año de la fundación de Lima (1535) sólo se edificaron treinta y seis casas, siendo las principales la del tesorero Alonso Riquelme, en la calle de la Merced o Espaderos; la de Nicolás de Ribera el Viejo, en la esquina de Palacio; las de Juan Tello y Alonso Martín de Don Benito, en la calle de las Mantas; la de García de Salcedo, en
Bodegones; la de Jerónimo de Aliaga, frente al palacio, y la del marqués Pizarro.
Ricardo Palma