Así pues aparecieron los primeros exoesqueletos (elementos múltiples) similares a los aplacóforos (entre 18 y 6.000 metros de profundidad y cubiertos con espículas calcáreas) y poliplacóforos (placas imbricadas).
La boca del calamar aloja a la rádula, una especie de la lengua común de todos los moluscos a excepción de los bivalvos y los aplacóforos.