Nuestro Señor apretó también contra su pecho todas las flores, pero a la marchita silvestre la besó, infundiéndole voz, y ella rompió a cantar con el coro de
angelitos que rodean al Altísimo, algunos muy de cerca otros formando círculos en torno a los primeros, círculos que se extienden hasta el infinito, pero todos rebosantes de felicidad.
Hans Christian Andersen
Y mientras él andaba por el mundo, yo con mis dos compañeros metidos en la iglesia, sobre los andamios del altar mayor, complicada fábrica del siglo XVII, sacando brillo a los dorados o alegrándoles los mofletes a todo un tropel de
angelitos que asomaban entre la hojarasca como chicuelos juguetones.
Vicente Blasco Ibáñez
¡Son lindísimos, y tan graciosos! Y se portan como unos
angelitos, a no ser que les duela la barriga, pero a su edad ya se sabe. Y a continuación cada una de las madres se puso a hablar de sus hijos, mientras éstos charlaban entre sí, y con las pinzas de la cola se dedicaban a pellizcar las antenas del escarabajo.
Hans Christian Andersen
Las repetía lentamente, como en sueños: -Niño Dios, Niño Dios... -Y la Virgen -insistía la madre-. Y los
angelitos. -Tengo frío -insistía el muchacho, temblando ligeramente.
Emilia Pardo Bazán
¡Quién nunca esos sueños supo explicar! ¿Sueñas, di, que estás jugando de
angelitos con un grupo celestial? II Feliz tú que, durmiendo sin dolores, ves quizá suspendidos en gasa de vapores, abrillantados ángeles vestidos de un iris virginal con los colores.
Antonio Plaza
¿Dejaba ir sin projimidad ni caridad ninguna a estos angelitos río abajo, a que se muriesen de hambre o a que se los tragase la mar con sus grandes tragaderas?
Murió Andrés de Mondragón (Llora) mi marido; en paraíso esté: mas pues Dios lo quiso, vaya; cosas suyas son. Dejome tres angelitos cual los dedos de la mano; ansí el sustento les gano; trabajos paso infinitos.
Entre aquellos angelitos no se sabe lo que es broma; y prueba de ello, que si tremendos fueron los zurriagazos que el vigilante sacudió en las nalgas de sus insubordinados condiscípulos, no fueron más flojas las guantadas que éstos le atizaron en las mismísimas narices.
El santo cerró furiosamente el ventanillo, y el padre Salvador quedó en la oscuridad, oyendo a lo lejos los guitarros y las flautas de los
angelitos, que aquella noche obsequiaban con albaes a las santas más guapas.
Vicente Blasco Ibáñez
Pintor nacido en mi tierra, con el pincel extranjero, pintor que sigues el rumbo de tantos pintores viejos, aunque la Virgen sea blanca, píntame angelitos negros.
-Volaba envuelto en un manto de fuego -dijo otro-. Por los pliegues asomaban unos
angelitos preciosos. Sí, escuchó cosas muy agradables, y al día siguiente era la boda.
Hans Christian Andersen
Si te permitiera entrar, en un día te zamparías nuestra provisión de tortitas con miel, dejando en ayunas a los
angelitos y los santos.
Vicente Blasco Ibáñez