-¡Cuan dulce es -dice- percibir el aliento de la mujer que se ama, ese aliento que se escapa de unos labios encendidos, atropellándose en ellos como olas de
ambrosía que vienen a expirar sobre una playa de rubíes!
Gustavo Adolfo Bécquer
Descendió de los montes ideos a la terrible batalla y en seguida, levantó al divino Sarpedón de entre los dardos, y conduciéndole a un sitio lejano, lo lavó en la corriente de un río, ungiólo con
ambrosía, púsole vestiduras divinas y entrególo a los veloces conductores y hermanos gemelos: el Hipno y la Muerte.
Homero
XIV Genios de la igualdad, por cobardía, o piratas protervos de alto bordo, que quisieran un mundo sin porfía, sin el pater familia, como el tordo; mundo como el edén, pura
ambrosía hombre cual un rufián, feliz y gordo… ¡no desarrollan genio las mujeres, porque sin gran dolor tienen placeres!
Pedro Bonifacio Palacios
El que de los Inmortales que habitan las nevadas cumbres del Olimpo jura en vano vertiéndola, queda tendido sin respiración hasta que se cumple un año; y no puede acercarse a la ambrosía, el néctar ni alimento alguno, sino que yace, sin aliento y sin voz, en revestidos lechos y le cubre un horrible sopor.
¡Mirad —dije entre mí— qué néctar o
ambrosía me da este poeta, de los que ellos dicen que se mantienen los dioses y su Apolo allá en el cielo!
Miguel de Cervantes Saavedra
De tu boca, más fresca que aura de río, cae la sonrisa en mi alma como un rocío; tu voz es a mi oído música grata cual de arpa que en la sombra su son dilata; tus palabras del cielo son armonía, los besos de tu boca miel y ambrosía.
Ve y después de sacar a Sarpedón de entre los dardos, límpiale la negra sangre; condúcele a un sitio lejano y lávale en la corriente de un río, úngele con
ambrosía, ponle vestiduras divinas y entrégalo a los veloces conductores y hermanos gemelos: el Hipno y la Muerte.
Homero
Sin perder un instante, fuese a la habitación labrada por su hijo Hefesto —la cual tenía una sólida puerta con cerradura oculta que ninguna otra deidad sabía abrir—, entró, y habiendo entornado la puerta, lavóse con
ambrosía el cuerpo encantador y lo untó con un aceite craso, divino, suave y tan oloroso que al moverlo en el palacio de Zeus, erigido sobre bronce, su fragancia se difundió por el cielo y la tierra.
Homero
La sien ceñida de amaranto y rosas, Con apacible vuelo Del Olimpo a la tierra tú desciendes: Por do quiera que tiendes Las alas vagarosas Huyen las nubes, se serena el cielo Y de la antorcha al sacudir la llama Que la adorable Esposa a Iberia guía, Del Ebro a Guadarrama Que todo se penetre en tu
ambrosía.
Manuel José Quintana
Ya los aquivos se armaban en el ejército, cuando la diosa derramó en el pecho de Aquileo un poco de néctar y de
ambrosía deliciosa, para que el hambre molesta no hiciera flaquear las rodillas del héroe, regresando en seguida al sólido palacio del prepotente padre.
Homero
El Mosquito que hace sonar su canción de Verano Veneno obtiene de la lengua de la Infamia. El Veneno de la Víbora y la Salamandra Es la ambrosía del Pie de la Envidia.
Pero cuando Zeus ofreció a aquéllos todos los alimentos, néctar y ambrosía, que los propios dioses comen, creció en el pecho de todos ardorosa pasión, cuando probaron el néctar y la deliciosa ambrosía.