13 Y bajo la mano de éstos estaba el ejército de guerra, de trescientos siete mil y quinientos guerreros poderosos y fuertes para ayudar al rey contra los enemigos. 14 Y aprestóles Uzzías para todo el ejército, escudos, lanzas, almetes, coseletes, arcos, y hondas de tirar piedras.
Veló medrosa la faz la luna entre nubes pardas, y brilló en la obscuridad el relámpago fugaz en broqueles y alabardas. Caídos los martinetes sobre las mojadas telas revueltas en los almetes, caminaban los jinetes el lodo hasta las espuelas.
4 Y yo te quebrantaré, y pondré anzuelos en tus quijadas, y te sacaré á ti, y á todo tu ejército, caballos y caballeros, vestidos de todo todos ellos, grande multitud con paveses y escudos, teniendo todos ellos espadas: 5 Persia, y Etiopía, y Libia con ellos; todos ellos con escudos y almetes: 6 Gomer, y todas sus compañías; la casa de Togarma, á los lados del norte, y todas sus compañías; pueblos muchos contigo.
Al valor pruebas lo dan las cotas hechas pedazos; orgullosos todos van, y el amor probando están las empresas y los lazos. Ondulan los martinetes asidos a las cimeras de los ufanos jinetes, y usurpan tocas ligeras el lugar de los almetes.
Corre un gran clamor por los muros y los torreones; todos tienden los arcos y aparejan los amentos; el suelo se cubre de dardos, los escudos y los huecos almetes retumban con los golpes; trábase la lid con horrenda furia.
En su interior se custodian diez medias armaduras de hierro acerado con sus almetes y petos de pichón correspondientes a los siglos XVI y XVII, considerándose que una de ellas correspondió a Don Alonso de Ercilla y Zúñiga.
A fines del siglo XV, comenzaron los artífices a decorar los almetes con ricas labores ejecutando admirables trabajos grabados y damasquinados que alcanzaron extraordinaria importancia en el siglo XVI que marca el comienzo del Renacimiento.