Ni el recuerdo del albañal, ni el de las magulladuras recibidas le causaba tanta rabia como el de haber encontrado una persona mas astuta que él.
Antaño hubo un lago en su lado norte, lago llamado Nor'Loch, que fue desecado en época georgiana con la construcción de la ciudad nueva, para ser utilizado como albañal al aire libre y más tarde como parque, siendo a partir de ese momento cuando la ciudadela perdió la mayor parte de su papel defensivo.
Nadie ha podido imitar el de Cervantes ni en España, y no es bueno que un americano se ponga a contrahacerlo. ¡Bonito es el hijo de los Andes para quedar airoso en lo mismo que salieron por el albañal ingenios como Calderón y Meléndez!
Aun en el patio mojado las rayas se cruzaban vertiginosamente, apretándose de tal modo al fin, que parecía ya haber hecho explosión la locura. Terminaban en el
albañal.
Horacio Quiroga
Después de haberla tenido prisionera durante algunos días, ordeno que la llevasen a la cumbre de una elevada montaña, a donde fue el mismo así que los esbirros hubieron ejecutado sus órdenes. Ya allí, anuncio a Picarilla que iban a matarla de una manera que le vengase con usura de la caída en el albañal.
o ahogaos juntos... en el albañal... Servidle de remedio..., sí, de remedio... ¿Que morís entre légamo y porquería?, no importa...
-En tal y tal casa; no tienes mas que deslizarte por el albañal a la cocina y encontrarás tortas, tocino, salchichas, a boca qué quieres.
En su vida material, en su práctica social ¿no le ocurre otra invención para traerla a la razón, que arrojarla al albañal, y hacer de ella exhibición pornográfica, inmoral, sin pudor ni educación?
No bien hubo salido del cuarto, Picarilla corrió presurosa a disponer una cama sobre la boca de un albañal sumamente profundo y espacioso, donde iban a parar todas las inmundicias del castillo.
El príncipe se arrojó sin desnudarse en el lecho tan artificiosamente preparado, y, rotos con el peso de su cuerpo los frágiles travesaños en que descansaba el colchón, fue a parar sin poder evitarlo al fondo del albañal.
A fuerza de andar de un lado a otro con la energía de la desesperación, encontró por fin el desagüe del albañal que daba sobre un río situado bastante lejos del castillo, y comenzó a gritar desesperadamente.
El lobo no se lo hizo decir dos veces: se introdujo en la cocina y dio un buen avance a las provisiones. Pero cuando estuvo harto y tuvo que salir, se hallaba tan hinchado con el alimento, que no pudo conseguir pasar por el albañal.