¡Ja!... (Vuelve al horno cantando.) ¡Qué triste es vivir, sin ser correspondido!... BEDULIA, DAVID y MATEO, que entran canchando DAVID.
Por lo cual los ceramistas retirábanse a un extremo del taller, hasta que el viento helado que filtraba silbando por entre las tacuaras de la pared los llevaba otra vez, con mesa y todo, a caldearse de espaldas
al horno.
Horacio Quiroga
Paliza diaria a la mujer; casi todo el jornal en su bolsillo, y los chiquillos descalzos y hambrientos, buscando con ansia las sobras de la cena de aquella cesta que por las noches se llevaba
al horno.
Vicente Blasco Ibáñez
si por otra me tiene, vaya a buscarla y diga su fineza, y no me esté quebrando la cabeza, ni con ese su amor me descalabre; llame a otro amor, que aqueste no se abre. Mire, no me amohíne, y que soy no imagine ninfa de por ahí ni de mal pelo; vaya a querer al horno de su abuelo.
La señorita Herder afirmaba que ella no pondría en dicha lista ni una sola prenda de recargo; el pastor juraba que entraría
al horno ardiendo como uno de los Macabeos antes de cobrarle un pañuelo de más al opulento garante, pero ellos estaban demasiado contentos para que podamos creerles en absoluto.
Roberto Arlt
Cogió la que el alma tenía en los dientes todo lo que el marido traxo y, lavándolo, le preguntó qué se avía de hazer dello. Mandó se metiesse en una caçuela con arroz y que le llevassen al horno.
Al pretexto de hermanitos y como ella, huerfanitos le pediremos asilo y entonces con gran sigilo, sin provocar ni un trastorno la amarraremos y
al horno; un pastel la volveremos mientras ricos nos hacemos.
Antonio Domínguez Hidalgo
Para evitarle gastos, su madre le mandaba cada semana, por el recadero, un trozo de ternera asada al horno, con lo que comía a mediodía cuando volvía del hospital dando patadas a la pared.
―dijo haciendo crujir los dientes de un modo espantoso. Diciendo esto me arrojó al horno, cuya llama prendía ya mis cabellos. ―Ahora ya tenemos ojos, ¡ojos!
¿Aquél que se ha vendido por un pan desmigajado o aquése que finge no comer saboreándose su lumbre? ¿Quién caerá más culpable de la peste al horno?
Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa
al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe?
La Biblia (Nuevo Testamento)
¡Ser tan poquita cosa ante los puños de aquel bruto, que le había tomado como un juguete! Un domingo, por la noche, Tono llegó muy alegre
al horno.
Vicente Blasco Ibáñez