Lolo y Estrella se colocan uno frente al otro; la copla sube al aire y el baile comienza, cadencioso, solemne, tal que si fuera, un rigodón de príncipes. Así, sucediéndose parejas y tañedores, copleros y bateas de cañas, adviene la noche.
35 Y vosotras igual, a la vez, íntegras vírgenes, a las que adviene semejante un día, vamos, al compás decid oh Himeneo Himen, oh Himen Himeneo, 40 para que más gustosamente, oyendo que citado es a su propio deber, aquí su entrada haga, conductor de la buena Venus, del buen amor uncidor.
A cualquier parte de mi casa al volver mis ojos 180 inmensas riquezas vense; adviene a esto mismo, digna de una diosa, mi faz; aquí mis hijas añade, siete, y otros tantos jóvenes, y pronto yernos y nueras.
De ellos tras la partida, adalid, desde el vértice del Pelión adviene Quirón portando silvestres dones, pues cuantas llevan los llanos, las que la tésala orilla 280 en sus grandes montes cría, las flores que cerca de las ondas de un río pare el aura, fecunda del tibio Favonio, éstas, en indistintas coronitas trenzadas, trajo él mismo, con cuyo agradable olor acariciada la casa rió.
El sendero que conduce a la extinción del sufrimiento en sí mismos, conlleva por tanto un adentrarse en sí mismo para reconocer, comprender y desechar, desde la pura atención, los velos mentales y emocionales que condicionan nuestra luminosa naturaleza original: La plenitud espiritual en el budismo adviene por quedar vacío del propio yo.
Nombres como Juan Sánchez de Castro, tradicionalmente llamado «el patriarca de la pintura sevillana», y Juan Núñez constituyen, junto con otros no totalmente identificados y con maestros anónimos como el llamado de Zafra, el elenco de este primer momento pictórico sevillano. Adviene a la escuela con un artista de origen germánico, castellanizado Alejo Fernández (m.
Así en su Primera epístola a los corintios les dice: Esta muerte mística es una muerte al pecado ―según Pablo de Tarso en la Epístola a los romanos 7:20―, al hombre viejo ―según Pablo en la Epístola a los romanos 6:6, Epístola a los efesios 4:22; y Epístola a los colosenses 3:9―, también significada como un «crucificar la carne con sus afectos y conscupiscencias» que, previamente, se han conocido dentro de sí mismo: Según Pablo de Tarso, es la gracia divina que adviene en la oración ― Primera carta a los tesalonicenses 5...
San Francisco de Asís (1182-1226) en su alocución, camino de Santa María de los Ángeles, al Hermano León, le asevera que la perfecta alegría adviene «venciéndose a sí mismos» y que este «vencerse» es un don y gracia del Espíritu Santo: En ocasiones, como en el caso del dominico alemán Meister Eckhart (1260-1328), la muerte mística se expresa en términos radicales que asemejan las doctrinas del budismo Zen en cuanto a la necesidad de la absoluta vacuidad interior, de sí mismos, incluso de la propia idea de lo divinal o de Dios, pues resulta también siendo un obstáculo para acercarse a Él.
Para el cristianismo el hombre es una hipóstasis de dos sustancias llamadas cuerpo y alma, concebidas al momentos del nacimiento, y cuando adviene la muerte, en una primera instancia, sólo el alma sobrevive.
Cuando el médico le adviene a que «vaya al espejo», Tommy parece mirar su reflejo y luego se obsesiona con los espejos de su casa.
Situado entre verdades definitivas, el hombre deja de sentir el paso del tiempo y su constante destrucción, deja de sentir el tiempo como oposición, como resistencia, deja de saberse en lucha perpetua contra el tiempo, contra la nada que adviene a su paso.
Este proceso de autoconocimiento, que parte de la Idea adviene en la Historia, entendida la misma como una sucesión de etapas y eventos históricos que señalan y caracterizan la utoconciencia del Espíritu (Geist) a través de tres momentos dialécticos: tesis, antitesis y síntesis -o para decirlo más propiamente, con vocablos no fichtianos que Hegel nunca usó en su obra: afirmación, negación y negación de la negación -.