Otro, al cual se comete la censura de los convidados, se está derecho, el infeliz, y a quienes la gracia a adular y a la intemperancia de cuello o de lengua les vale ser convidados otro día.
Mientras los otros, profundos políticos, eminentes moralistas, desfacedores de entuertos sociales, agotaban velones y chamuscaban mechas de algodón emborronando pliegos y más pliegos, sacudiendo tajos y mandobles a todo estorbo que hallaban a su paso, ¿cómo no se les ocurrió dejar las cosas como estaban, cantar las jerarquías políticas, barrer las gradas del Poder, adular la aristocracia financiera y entrar en los suntuosos estrados, no para estudiar los vicios y las aberraciones de la culta sociedad, satirizándolos luego con el nocivo fin de extirparlos y traer a otro sendero la descarriada civilización, sino para convertirse en sabrosos narradores de todos los sucesos de telón adentro y ser los panegiristas del encumbrado señorón monsieur le bon ton ?
Más aceitoso que una biela, se corre de un punto a otro con tal eficacia de elasticidad, que allí donde haya alguien a quien festejar o
adular allí tropezaréis con su sonrisa amplia, ojos encandilados y sonrientes, y manos beatíficamente cruzadas sobre el pecho.
Roberto Arlt
Mas ora vuelvo atrás y la carrera Contraria emprendo, persuadido al cabo Que quien anhele gloria y busque fama, Al propio siglo contrastar no debe, Sino adular y obedecer: ¡por corta Y fácil vía llegaré a los astros!
Mas ora vuelvo atrás y la carrera Contraría emprendo, persuadido al cabo Que quien anhele gloria y busque fama, Al propio siglo contrastar no debe, Sino
adular y obedecer: ¡por corta Y fácil vía llegaré a los astros!
Marcelino Menéndez y Pelayo
El embajador que quería
adular a Fortuné, le dijo que había visto en la corte del padre de Gracieuse a aquel chico que habían expulsado de su palacio; y que le habían dicho que el padre de Gracieuse le había prometido a su hija.
Jeanne-Marie Leprince de Beaumont
Para vender hay que empaparse de una sutilidad "mercurial", escoger las palabras y cuidar los conceptos,
adular con circunspección, conversando de lo que no se piensa ni cree, entusiasmarse con una bagatela, acertar con un gesto compungido, interesarse vivamente por lo que maldito si nos interesa, ser múltiple, flexible y gracioso, agradecer con donaire una insignificancia, no desconcertarse ni darse por aludido al escuchar una grosería, y sufrir, sufrir pacientemente el tiempo, los semblantes agrios y malhumorados, las respuestas rudas e irritantes, sufrir para poder ganar algunos centavos, porque "así es la vida".
Roberto Arlt
Recuerda que dijimos que hay dos maneras de cultivar el cuerpo y el alma: una que tiene por objetivo el placer y otra que se propone el bien y lejos de adular sus inclinaciones las combate.
Un hombre dotado para la altísima función de gobernar, que es tal vez la más noble de las funciones humanas, tenía que dedicar el ochenta, el noventa o el noventa y cinco por ciento de su energía a sustanciar reclamaciones formularias, a hacer propaganda electoral, a dormitar en los escaños del Congreso, a adular a los electores...
Otros, más rápidos, se iniciaban directamente en sacchay, o gobernadores de provincias, protegidos por algún miembro del Gran Consejo; y otros se dedicaban solamente a adular a los magnates.
Y luego las gentes son buenas, compasivas; las caras amables, hay sonrisas en todas las bocas para el convaleciente que se deja adular, regalar, felicitar y cuidar sin inquietarse siquiera con la sospecha de que sus contemporáneos no esperan sino que se ponga fuerte para volver a agarrarlo por su cuenta y morderlo, despedazarlo y combatirlo, como se usa entre hombres que se quieren y que por eso viven en sociedad.
No usa de sus facultades poéticas sino en las ocasiones y asuntos que lo requieren: y jamás emplea sus conceptos en adular al poder, en celebrar la injusticia, ni en favorecer sórdidas ambiciones.