Se reconoce el derecho de todo trabajador a escoger libremente su ocupación y a renunciar a ella, a recibir igual paga por igual trabajo, a un salario mínimo razonable, a protección contra riesgos para su salud o integridad personal en su trabajo o empleo, y a una jornada ordinaria que no exceda de ocho horas de trabajo.
¿Usté sabe lo que me acaba de pasar? No, lo que es la Rosarito me la paga a mí, ¡vaya si me la paga a mí con creces la Rosarito! -Ya me suponía yo que en esto tenían que andar los jarapos de esa señora.
Y mientras Toño alejábase ebrio de gozo y henchido de esperanzas, y el viejo se dirigía hacia la puerta del lagar, Rosario, que lo había oído todo, lloraba de pena y de alegría, apoyada contra el muro, murmurando con voz sollozante: -Probetico viejo mío, qué desengaño que le di y que bien que me lo paga!
Tendremos un acuaférico y los usuarios del Metro dispondremos de excusados con tecnología europea, aunque se ocurre preguntar que si la junta nicaragüense nos paga créditos y petróleo con excusados, ¿por qué no usar los nicaragüenses¿ Respecto a la calidad del agua, aquí tampoco está el diputado Balanzario, el hecho es que por trasminación, los pozos de Xochimilco, que desde tiempo casi inmemorial abastecen a la ciudad de México, han comenzado a resultar envenenados.
Está como quien espera una carta con un giro. -¿Y qué ha sío lo que le ha dicho a usté mi comadre, si es que el decirlo no paga puertas?
Devenga allí un sueldo de treinta mil reales; y no le doy más, porque todo lo que le sobra, después de comer y vestir, únicas necesidades que tiene (y ésas con sobriedad y modestia), lo pierde al tute el último de cada mes... De su
paga de reemplazo no hablemos, dado que siempre está afecta a las costas de alguna sumaria por desacato a la autoridad...
Pedro Antonio de Alarcón
--¿Y la vida? --Dices bien: hazte comandante... (exclamó Ramón.) La
paga no es humo..., sino después que uno se la ha fumado.... ¡Ay!
Pedro Antonio de Alarcón
El magistrado que hace triunfar la ley, sea haciendo frente y destruyendo a los malvados o a los perturbadores de la quietud y el orden, a los complotados contra la libertad y seguridad del pueblo, paga a la patria el tributo del valor y de la magnanimidad, como el soldado que avanza bajo el fuego del enemigo.
Pero un buen día se dio cuenta de que el monedero no estaba cerrado, por lo que se asomó a la abertura, para echar una mirada al exterior. Era una imprudencia, pero pudo más la curiosidad, y esto se
paga.
Hans Christian Andersen
La Potencia detenedora abonará a todos los prisioneros de guerra un anticipo de paga mensual, cuyo importe se determinará por la conversión en la moneda de dicha Potencia, en las siguientes cantidades: Categoría I : prisioneros de graduación inferior a la de sargento: ocho francos suizos.
- ¿Y qué porcentaje pagan. - ¡Que poco vales! - ¿
Paga con tarjeta...? - Si quieres divorciarte de mí me toca la mitad de todo, más mi pensión.
Antonio Domínguez Hidalgo
- ¡Ah! ¡Y hasta con ingratitud e insolencia! ¡Así
paga esta gente! ¡Váyase! Me está quitando el tiempo -Iracundo- Y no se le olvide que para mañana necesito lo demás, ¿Eh?
Antonio Domínguez Hidalgo