El estilo oficinesco ha de ser llano, sobrio o ajeno a ampulosidades, aus tero o rebelde al empleo de imágenes, y de él debe desterrarse la fraseología de convención, que no es más que paja picada.
Iban delante su mujer y su hija Pepita, y él quedábase atrás, como ya dije dos veces; poníase el sol en el ocaso, como suele; los celajes de grana, inmenso incendio en el horizonte, daban a la fantasía de don Casto inspiración para sus sueños administrativos; él llevaba en la cabeza una epopeya burocrática; sentíase crecer; dentro de él, por una especie de panteísmo oficinesco, veía la esencia de cuanto es el Estado, en sus ramos distintos, pero enlazados.
Él le dice que es un hombre justo, Willie titubea un instante y él le dice que lo era y que puede serlo, y que por ahora considerará esto como un error oficinesco.
Es el caso que, hace quince días, cuando muy quieto me estaba en el sillón oficinesco, ensimismado en compulsar unas papeletas bibliográficas, se me presentó un caballerito que, por lo acicalado y cumplido, y por la buena caída de ojos, no Icnía estampa de cartulario, y con toda cortesía me notificó auto para presentarme á prestar una declaración ante mi ami- go el juez de primera instancia doctor B Aquello fué como una puñalada traicionera.
Quién sabe si esa lectura, hecha por el hombre de letras, inspirará al presidente de la República algo que redunde en mejoramiento del estilo oficinesco, des terrando de él formulillas antigramaticales, insustanciales o ripiosas.