Es peligroso para aquellos seres desprovistos de una instrucción sólida, perderse en el misticismo; pero no lo es para el que está acostumbrado a la lectura y estudio de las ciencias positivas.
Su disgusto por el frío y prosaico carácter de Clara fue en aumento, y Clara no podía vencer el mal humor que le producía el sombrío y aburrido misticismo de Nataniel; y así, sus almas se fueron alejando una de otra, sin que se dieran cuenta.
La idea de la pareja, del amor, del dúo, surgió antes en el número 32 que en el 36. La fiebre sugería en la institutriz cierto
misticismo erótico; ¡erótico!, no es ésta la palabra.
Leopoldo Alas
Pero no, oye, no son mis facultades analíticas que Pérez exagera, la razón íntima de la esterilidad que me echas en cara; tú sabes muy bien cuál es: es que como me fascina y me atrae la poesía, así me atrae y me fascina todo, irresistiblemente: todas las artes, todas las ciencias, la política, la especulación, el lujo, los placeres, el misticismo, el amor, la guerra, todas las formas de la actividad humana, todas las formas de la Vida, la misma vida material, las mismas sensaciones que por una exigencia de mis sentidos, necesito de día en día más intensas y más delicadas...
¡Bah!, era una Magdalena sin Cristo; su arrepentimiento no era moral, era un refinamiento de la corrupción; ¡su espiritualismo, su misticismo eran falsos, eran ridículos!
y no lo aprueba; va más allá, está de vuelta y me restituye a mi prosa de la vida vulgar honrada, me enseña el idealismo del deber cumplido, me hace odiar los ensueños que dan en el pecado, me revela la poesía de la moral corriente, que demuestra que el colmo del misticismo estético, de la quinta esencia psicológica, está cifrado en ser una persona decente, y que no lo es la mujer que falta a la fidelidad jurada a su marido.
Y surcando verdores insensibles, sagitario en los desiertos, fragüé mi floración de
misticismo soñando en los vibrares de manos labradoras que esparcieran en promesas trashumantes, la simiente de oro… callada inquietud de espiga surgida a la luz en flor.
Antonio Domínguez Hidalgo
La piedad católica que la animó subsiste en mí transformada en un misticismo ateo, como revive en ciertos degenerados, convertido en mórbidas duplicidades de conciencia, el mal sagrado de los átavos epilépticos.
La pasionaria perdería su valor simbólico; y hasta el amor al novio ó al marido ó al amante, que ella combina siempre con el presentimiento de deleites inmortales, y que idealiza, hermosea y ensalza con mil vagos arreboles de misticismo, se convertiría en cualquiera cosa, bastante menos poética.
El misticismo algo panteísta que llenaba y colmaba su espíritu, rebosaba y trascendía a lo exterior convertido en hondo sentimiento de la naturaleza y en arrobo contemplativo y extático de las remotas estrellas del cielo y de las flores y plantas del intrincado y frondoso bosque que casi rodeaba el castillo.
Para alcanzar tu santidad, porque te siento santa y me apareces ceñida con una aureola de misticismo y casi sagrada, para alcanzar tu santidad, he procurado ser bueno.
Pero yo no me inclino á creer que sea el misticismo ó el espiritualismo cristiano quien nos haga tan poco sensibles á la naturaleza y nos lleve tanto en pos del espíritu.