-Es cierto que estoy mal dispuesto y que padezco grandes molestias, pues no puedo menear las manos y los pies fácilmente, pero no puedo aceptar lo que me propones, porque esa bebida nunca la había conocido.- QUETZALCOATL continuó. Podría emborracharme y se adivina que es jugo de maguey, agua miel.
Tunales y moyu yos, que producen un jugo gomoso, que podría emplearse en defensa de la, agricultura, como medio adhesivo para extinguir las plagas.
Faltaba
jugo medular a toda la osamenta; los excesos, la vida desarreglada, habían secado aquel organismo, convirtiéndolo en yesca, pero dejando intacta la bravía voluntad, las pasiones nunca domadas, la cólera, la sensualidad, la gula, como para demostrar que lo malo es lo que no muere...
Emilia Pardo Bazán
Una triste florecilla Que en los céspedes vegeta, A la luz pura del alba Ricos matices ostenta, Y aroma grato despide, Y jugo abundante deja, Y el cáliz dó el semen guarda Menudas hojas conservan.
En las madrugadas está incansable la voz de la campana, esprimida en todos los corazones católicos como jugo de fruta madurada en el silencio y en la paz de las alboradas; en las tardes la luz de la alegría, reflejándose en los semblantes; en las noches, la actitud bondadosa para el hospedaje al visitante, y al amanecer de cada día, desfila una colmena humana que solamente enseña ejemplos, con labios frescos de afecto y corazones piadosos, acercándose a su Templo para la comunión con Dios.
El matambre nace pegado a ambos costillares del ganado vacuno y al cuero que le sirve de vestimenta; así es que, hembras, machos y aun capones tienen sus sendos matambres, cuyas calidades comibles varían según la edad y el sexo del animal: macho por consiguiente es todo matambre cualquiera que sea su origen, y en los costados del toro, vaca o novillo adquiere
jugo y robustez.
Esteban Echeverría
ariquita Varela, casta esposa de Fernando Osorio, notaba que de algún tiempo a aquella parte se iba haciendo una sabia sin haber puesto en ello empeño, ni pensado en sacarle
jugo de ninguna especie a la sabiduría.
Leopoldo Alas
¡Seres tan imperfectos tendrían que desaparecer!. Mas cuando los chichimecas los vieron, en vez de temerles, los invitaron a tomar el jugo del maguey.
Durante este tiempo asaban al pájaro, el cual cocía y amarilleaba asándose; el jugo del pájaro goteaba, fluía por todas partes, tenía un husmo muy suave.
El señor Gobernador era de los que dicen que la mujer, en aritmética, es un multiplicador que no hace operaciones con un quebrado; en álgebra, la X de una ecuación; en geo- metría un poliedro de muchas caras; en botánica, flor bella y de grato aroma, pero de jugo venenoso; en zoología, bípedo lindo, pero indomesticable; en literatura, valiente paradoja de poetas chirles; en náutica, abismo que asusta y atrae; en me- dicina, pildora dorada y de sabor amargo; en ciencia admi- nistrativa, un banco hipotecario de la razón y el acierto, y...
La idea que constituye el fondo, el jugo diremos mejor, de las zanahorias y remolachas, es en sí trivialísima ó mano seada; pero lo magistral de la ejecución, la reviste de mérito y novedad.
Lo cierto es que, andando los meses, el incluserito fue llenando en la casa y en los corazones de sus habitantes el vacío que en ellos había dejado la muerte del hijo verdadero, y que cuando pasó el tiempo de la lactancia y cesó con tal motivo la mezquina retribución a que daba derecho aquel augusto trabajo, en todo pensó la honrada mujer menos en devolver a la Inclusa aquel rollo de manteca formado con el jugo de su sangre.