Siempre y cuando entendamos por supervivencia, “la fractura”, “la incapacidad”, el sabotear a las leyes instituciones y autoridades emanadas del proyecto civilizador del México imaginario.
– En cuanto a un grito imaginario –añadí–, ¡escuche por un momento el viento de este extraño valle mientras hablamos tan bajo y los disparatados sonidos de arpa que arranca a los cables telegráficos!
Aquí hace punto, sin dar más luz, y continúa echando el resto: «Yo estoy por lo real, y vosotros por lo imaginario; yo, por la física; vosotros, por la metafísica...
El afecto a la nación favorita facilita la ilusión de un interés común imaginario donde verdaderamente no existe, e infunde en la una las enemistades de la otra y la hace entrar en sus guerras sin justicia ni motivo.
Si comparamos esta clase de Estado moderno, de que hablamos, con otro Estado, real o imaginario, que persiga tiránica y abiertamente a la religión cristiana, podrá parecer el primero más tolerable que el segundo.
El melancólico Buda llamó a la vejez el tercer sufrimiento, para el cristianismo, es algo así como la preparación del alma que se despide antes de emprender su viaje final al seno de la Divinidad. Poetas y filósofos han discurrido siglos y siglos sobre la vejez, pero de un modo
imaginario.
Vicente Blasco Ibáñez
Los francocanadienses lo han intentado, los italianos lo han intentado, y los polacos llegaron y se marcharon. Y ello no es debido a nada que pueda ser oído, o visto, o tocado, sino a causa de algo puramente imaginario.
El México imaginario sigue tratando de “rescatar, cristianizar, civilizar, integrar, progresar, modernizar, desarrollar, globalizar” al México profundo, a través de sus leyes, instituciones y sus autoridades, que casi siempre surgen de un proceso corrupto o ajeno y con los sucesivos proyectos importados siempre externos y ajenos a la realidad de los pueblos de México, que fieles a una tradición místico-espiritual, rechazan el atesoramiento, el individualismo y el aspecto material de la vida.
En el México imaginario pocos ciudadanos creen interior y profundamente en las leyes, las instituciones y las autoridades; comenzando por las mismas autoridades quienes son las primeras en transgredir las leyes y en usar a las instituciones para sus intereses personales, desde Hernán Cortés hasta el policía de la esquina.
563.- El que, con propósito de apropiarse de una cosa perteneciente a otro, se hubiere hecho entregar fondos, muebles, obligaciones, finiquitos, recibos, ya haciendo uso de nombres falsos, o de falsas calidades, ya empleando manejos fraudulentos para hacer creer en la existencia de falsas empresas, de un poder, o de un crédito imaginario, para infundir la esperanza o el temor de un suceso, accidente, o cualquier otro acontecimiento quimérico, o para abusar de otro modo de la confianza o de la credulidad, será reprimido con prisión de seis meses a cinco años y multa de cincuenta a mil sucres.
Para las leyes, instituciones y autoridades del México imaginario tiene una actitud corrupta, casi cínica, tratando de lograr sus beneficios y evitando sus perjuicios, y en cualquier oportunidad poder acceder al poder para utilizarlo en su beneficio personal.
Como hemos expuesto la corrupción está presente tanto en los españoles y criollos como en los mestizos e indígenas; tanto en el México imaginario como en el México profundo, la diferencia que se podría establecer, es que, para el México imaginario es una manera de enriquecimiento y para el México profundo una mera de permanencia.