Se portaría como hija, y aún más, porque las hijas no prestan cuidados tan íntimos, no ofrecen su calor juvenil, los tibios efluvios de su cuerpo; y en eso justamente creía don Fortunato encontrar algún remedio a la decrepitud. «Lo que tengo es frío -repetía-, mucho frío, querida; la nieve de tantos años
cuajada ya en las venas.
Emilia Pardo Bazán
De esto se extrañaban, no obstante, algunos ricos, que hubieran deseado mostrarse pródigos con él, regalándole alguna levita vieja o alguna camisa cuajada de zurcidos.
El reloj, guardado en la mesa de noche, teje con regularidad rítmica su tic-tac menudo, y mi sangre,
cuajada o arrebatada violentamente por la alteración del miedo, da un vuelco más fuerte que todos y se precipita torrencial, causándome una especie de congestión.
Emilia Pardo Bazán
El artesano irremisiblemente asiste y se divierte, tal vez a buena cuenta de lo que piensa trabajar en la semana, pues el resto de la anterior pagó su tributo acostumbrado la noche del domingo en el despacho de vino de que es parroquiano, y donde acabó de perder la poca cabeza que le quedó por la tarde de la
cuajada y baile con que celebró el paso por el Avapiés de su pacientísimo Criador, según costumbre religiosa.
Mariano José de Larra
Allí, por último, el Nazareno, agobiado con el peso de su túnica de terciopelo oscuro,
cuajada de palmas y cenefas de oro y sujeta por grueso cordón de anchos borlones, macilento y cadavérico rostro, apenas visible entre los flotantes rizos de la cabellera y las espirales de la ondeada barba virgen; el Nazareno, triste, de penetrantes ojos y cárdenos labios, de frente donde se hincan los abrojos de la corona, arrancando denegridas gotas de sangre.
Emilia Pardo Bazán
¡Cómo no ha de llorar al verme! ¡Si estoy todo ensangrentado; si aquí huele a sangre fresca de vivos y a sangre
cuajada de muertos!
Emilia Pardo Bazán
Mezcladas hacen todas teatro dulce, no de escena muda, el apacible sitio: espacio breve 625 en que, a pesar del Sol,
cuajada nieve, y nieve de colores mil vestida, la sombra vio florida en la hierba menuda.
Luis de Góngora y Argote
Al cabo de algunos instantes comenzaron a destacarse los objetos y notó que el suelo estaba completamente cubierto de sangre cuajada y que en ella se reflejaban los cuerpos de varias mujeres muertas y sujetas a las paredes.
Pasaba cerca de la huerta, y se les ocurrió asomarse a la tapia. La huerta estaba
cuajada de frutos. Bajo los árboles, y entre los rosales, divisaron un hombre encorvado hacia la tierra.
Antonio Machado
El altar mayor estaba colocado en el fondo, bajo una cúpula de estilo del Renacimiento cuajada de angelones con escudos, grifos, cuyos remates fingían profusas hojarascas, cornisas con molduras y florones dorados, y dibujos caprichosos y elegantes.
La latanier no es tan alta como la vinosa, si bien tiene casi la misma forma, excepto que las hojas son como abanicos; nacen en tierras pedregosas y arenosas, pareciendo su corpulencia de siete pies, poco más o menos, y toda cuajada de espinas, largas de medio pie, muy agudas y fuertes; da su simiente del mismo modo que la que arriba dijimos, sirviendo, como ella, también de alimento a las bestias silvestres.
Todo se le había paralizado en el cuerpo; diez minutos permaneció sostenida por la pared del teatro después de alejarse Mariner a paso rápido y cobarde de avergonzado deudor. De repente los nervios saltaron, la sangre
cuajada ardió y rodó en las venas.
Emilia Pardo Bazán