La expresión serena de su rostro no dejaba adivinar nada. Se destacaba en plena luz, en el óvalo de su capote, que tenía unas cintas pálidas semejantes a hojas de caña.
Míster Peggotty no lanzó un grito, no vertió una lágrima, no hizo un movimiento; pero al cabo de un rato pareció que se despertaba de pronto y se puso a descolgar un grueso capote, que estaba suspendido en un rincón del techo.
La idea de Ramón; de Ramón vivo, de Ramón muerto, de Ramón en el cielo, de Ramón en la ermita, se apoderó de mi cerebro de tal modo, que no pensé en otra cosa durante aquellas horas de agonía. Quitáronme el uniforme de Capitán, y me pusieron una gorra y un
capote viejo de soldado.
Pedro Antonio de Alarcón
Pos bien: yo todavía no la he visto de entrar cuando ya le estoy a usté diciendo: «Este bicho es noble y bravucón y no hay que aburrirlo mucho con el capote».
Cuando maestro Cereza vió aquel leño, se puso contento. Tanto, que comenzó a frotarse las manos, mientras decía para su capote: -¡Hombre!
Y mientras éste se desembarazaba del
capote para prepararse a darle de firme a su pandero, y aquél percibía sus sonajas, y todos se disponían a hacer bulla a más y mejor, sólo alguno que otro se aventuraba a defender tibiamente al extraño personaje, cuyo porte orgulloso y pedantesco hacía tan notable contraposición con la modesta apariencia y la afable bondad del difunto maese Pérez.
Gustavo Adolfo Bécquer
Entretanto, llega, todo mojado por arriba, el señor de Casanova, que viene a ser aquel hijo que tuvo en tiempos más felices, al principio de la comedia, el jugador; y sin duda que el agua de las lluvias en Alemania no debe ser como la que cae por estas tierras, no debe formar lodo ni llegar al suelo, porque él viene sacudiendo el agua del
capote y con las botas llenas de polvo.
Mariano José de Larra
Lectores de mi alma, el otro era un príncipe, porque Olózaga tiene la monomanía de ellos. «Bueno será él -me atreví a decir para mi capote-, cuando tú le ofreces, y aun así no te atreves a nombrarle».
Llegado el caso de estoquear un toro de mal trapío y torcida intencion que, empeorado con la lidia, tomaba el bulto y dejaba el capote, comenzó Romero á trastearle cuidadosa y maestramente, arrastrándole la muleta para encariñarle á ella y traerle despues sin riesgo á una estocada por los altos y á una muerte de buena ley.
Recordaba muy bien que llevaba tricornio con penacho y uniforme bordado en oro, pero no se había fijado en el capote, ni en el color del carruaje, ni en los caballos y ni siquiera en si llevaba lacayo detrás y cómo era su librea.
No se prefixa duración a la cartuchera, cinturón, y armamento, porque deben estrenarse y reemplazarse según el estado de su uso, el que deben graduar los Jefes, como responsables de la economía, y brillantes de su cuerpo. Capote de paño azul, o pardo con mangotes y capucha.
Se desabrochó un viejo y descolorido
capote, para sacar un pañuelo, y sobre su casaca rotosa y descolorida, pudieron columbrarse galones, botones, insignias militares desfiguradas por la miseria.
Juan Bautista Alberdi