El marisqueo a pie, que se realiza en las playas de Meira y Moaña, es una actividad realizada mayoritariamente por mujeres. Se recogen berberecho, almeja fina, almeja babosa, navaja, bigaro y reló.
Este organismo produce finalmente una fructificación con esporas que son resistentes a las amenazas ambientales. Antes de la formación de las estructuras, las células pueden migrar como organismos parecidos a una babosa durante unos días.
Es un sector muy poco profesionalizado que viene siendo utilizado como una fuente suplementaria de ingresos en los hogares. El marisqueo a flote se centra en las especies de almeja babosa, almeja rubia y el burro.
El moco, o secreción líquida que recubre su cuerpo, actúa como humectante y facilita el desplazamiento. La babosa es un animal nocturno.
Actualmente existen dos modelos que resumen las características de ese molusco hipotético inicial: el de Salvini-Plawen (1980) y el de Yonge (1957). El aspecto de este molusco hipotético recuerda a una babosa actual marina.
Su hermana le hacía las más ostentosas demostraciones de cariño, y luego a su marido que, por su parte, aparecía como avergonzado ante su cuñada. ––Mira ––llegó a decirle una vez Gertrudis a su hermana ante aquellas señales––, no te pongas así, tan babosa.
Y la señora, al escuchar a la anciana monja, desdentada,
babosa como una abuela, perdió los escrúpulos y se decidió a soltar de lleno el peso de la maternidad.
Emilia Pardo Bazán
29 Y estos tendréis por inmundos de los reptiles que van arrastrando sobre la tierra: la comadreja, y el ratón, y la rana según su especie, 30 Y el erizo, y el lagarto, y el caracol, y la babosa, y el topo.
Cuando entró la tía ambiciosa, se quedó como
babosa al ver hablar las estatuas que mirándola muy fatuas le dieron la bienvenida, mientras ella quedó ida sin saber lo que pasaba y su mente se alocaba.
Antonio Domínguez Hidalgo
Supo la desvergüenza de hipócritas amadores. La envidia babosa de las privadas. La tortura estúpida de las mujeres de verdad, embozaladas por chusma maldiciente.
Sus cabellos se hallaban erizados, y de uno de sus ojos, que había perdido, manaba sangre. Su lengua pendía fuera de su boca, y de ella resbalaba una babosa espuma.
Y al hacer su babosa y filosófica declaración, el gaucho, medio se levantó del banco de madera en que estaba, más bien que sentado, aplastado, estiró el brazo hacia la media cuarta de caña, que había empezado a tomar -era la tercer-, y de un trago, la acabó de vaciar.