Y para remachar la cadena, vino la ley de 27 de Agosto de 1831. El azote, tratándose de los negros, continuó siendo la norma del derecho.
El hombre útil tiene más derecho a la diputación que el hombre inteligente. El inteligente puede ser
azote: el útil hace siempre bien.
José Martí
Que aprendan algo del caso de Portugal los que se imaginan que poniendo en otras manos el
azote que los fustiga conseguirán la libertad.
Práxedis G. Guerrero
si unos Cristianísimos llamaros ueréis, y otros Católicos por mote, por qué de aquellos que no son ignaros vuestra propia fe sois el azote?
Todos sufrían este terrible
azote; el mismo rey no podía libertarse de él, pues por todos los rincones de su palacio se oían correr los ratones y no se veía libre nada de cuanto podía alcanzar su diente.
los Hermanos Grimm
-¡Qué manera de granizar! -exclamaba la princesa a cada
azote, y bien empleado le estaba. Finalmente, llegó a la montaña y llamó.
Hans Christian Andersen
Las demás brisas soplan caprichosamente sobre el mar; unas dejándose caer en el ponto sombrío, azote terrible para los mortales, se precipitan en funesto vendaval y, unas veces en un lugar, otras en otro, con sus ráfagas destruyen las naves y hacen perecer a los navegantes.
Tú tienes el azote del malvado, la corona del justo, la palma de la virgen inocente; y esperanza del náufrago postrado, y ánimo del soberbio delincuente; siempre se ve brillar allá en la altura el vivo lampo de tu lumbre pura.
- - Dice el buen franciscana que en 1667, hallándose en una gran ciudad de la China, fue testigo de que durante tres horas cayó lluvia de ceniza, y de que en el cielo se vieron una columna, una mitra y un
azote formados por las estrellas.
Ricardo Palma
La religión es el auxiliar de los déspotas caseros y nacionales; su misión es la del domador; caricia o
azote, jaula o lazo, todo lo que emplea conduce al fin: amansar, esclavizar a la mujer en primer término, porque la mujer es la madre y la maestra del niño, y el niño será el hombre.
Práxedis G. Guerrero
Por esta providencia se evitan las elecciones, que producen el grande azote de las repúblicas, la anarquía, que es el lujo de la tiranía, y el peligro más inmediato y más terrible de los gobiernos populares.
Que "¡Este muchacho está muy malcriado!", decía mi madre; que "¡Es tema que le tienen al niño!", replicaba Frutos; que "¡Hay que darle
azote!", decía mi padre; que "¡Eso sí que no lo verán!", saltaba Frutos, cogiéndome de la mano y alzando conmigo; y ese día se andaba de hocico, que no había quién se le arrimase.
Tomás Carrasquilla