Resuelto estoy por ella a asir la espada: un hombre dadme que me guíe presto y adonde esté el acusador me lleve; que espero hacer la pena corta y leve.
Una de ellas se vino a parar al cáliz estando para consumir, y se dejó asir de la mano del preste, que era el comisario del Santo oficio.
Entre tanto la espada y la coraza cada caballero de asir cuida, y al capitán y a quien del plan recela con grandes esperanzas los consuela.
Ni hay en reja ni en esquina Galan que yerto se esponga Las monótonas goteras (12) A contar una tras otra. Que es asaz cruda la noche Y el cierzo sutil que sopla Deja las manos sin brios Para asir de la tizona.
La Inquisición, que se había cebado en Fray Luis de León, Arias Montano y Mariana, expurgó el libro en aquello poco a que se pudo
asir.
Sociedad de Patronos, Tipógrafos y Encuadernadores de Valencia
Ve un rocín solo para dos escaso y viene a dar reparación al caso.» Se apea el pagano y al corcel se vuelve, pensando con la mano asir el freno; y el corcel por respuesta se revuelve, girando presto, como es presto el trueno; pero no acierta con la coz que vuelve: ¡ay, pobre de él, si llega a dar de pleno!
La reacción que experimentaba, llegaba, en su bondad natural, hasta hacerle casi disculpar un delito compensado por tan sobresalientes cualidades, borrado por un remordimiento sin igual, y por sufrimientos mortales, puesto que la muerte tiene la dulce prerogativa, al asir su presa, de llevar consigo a la tierra lo malo que tuvo, y dejarle lo bueno por epitafio.
Recursividades somos… alborozo hormonal de los hallazgos insistentes en asir eternidades de segundos que se acaban de inmediato, silogismo en cópula resuelto en la lógica llegada del olvido en otro encuentro… desencuentro reencontrado de reencuentros condenados a nunca reencontrarse más, pero revuelven enmarañados efímeros, entrelazados sagaces que infiltran sus latidos de esperanza y amarrados en el fuego ya sabido nos consumen en la nada de la nada sin nada de nada.
Intolerables sus sufrimientos por el frío, la helada; solamente se caían de frío, se entumecían; ninguna vida en ellas; se debilitaban; sus piernas, sus brazos, se torcían; no podían asir cuando llegaron.
Mi primer movimiento fue arrojarme a las puertas para cerrar el paso; pero al
asir sus hojas sentí sobre mis hombros una mano formidable cubierta con un guantelete, que, después de sacudirme con violencia, me derribó sobre el dintel.
Gustavo Adolfo Bécquer
Alargó la mano don Juan, y topó un bulto, y queriéndolo tomar, vió que era menester las dos manos, y asi le hubo de
asir con entrambas; y, apenas se le dejáron en ellas, cuando le cerráron la puerta, y él se halló cargado en la calle y sin saber de que.
Miguel de Cervantes Saavedra
Entre los Samurais hubo un hombre que fue al templo corriendo a hacerse Seppuku. Asir la Ocasión Cuando Taku Nagato No kami Yasuyori murió, Koga Yataemon dijo que, al no haber podido devolver a su amo todos los beneficios que le había dado, iba a hacerse el Sepukku.