(1993) y El Chou (1994), Los gemelos Superlópez (1994-1996), versión infantil de su serie estrella, o Pun Tarrota (2000) y Supertron (2002) para ¡Dibus!
Paul's Cathedral. Christopher Dearnley. Priory 2007 - PUN Faventina. The liturgical music of Codex Faenza 117 (1380-1420). Mala Punica.
-»Pues yo, maestro, ofrecí a usted un balazo, y cumplo. ¡
Pun! »Y a boca de jarro descargué mi pistola sobre el insolente, que cayó cuan largo era.
Ricardo Palma
Yo llegué al tendío una chispitilla antes de que encomenzara la faena, como que no había hecho más que sentarme cuando pun..., las cuadrillas en el reondel, y a poquito, tirirí..., tirirí..., tirirí, sale el primer bicho, y, ¡camará!, ni que el bicho fuera de azogue.
Cuentan apolilladas crónicas, complementa- rias del Añalejo, que á san Ibo, patrón en el cielo de los abo- gados, lo pintan con un gato á los pies, y que, cuando se Iraló do la canonización, el pueblo protestó, hasta cierto pun- to, coa esta antífona: ¿Advocatus et sanctus ?
Los virreyes sabían que siendo pun- tuales en remitir á la corte, convertidas en oro y plata, las gotas del sudor de los infelices indios, nada tenían que recelar; y preferían mantenerse en buena armonía con los encomende- ros, propietarios de esas bestias, á las que fué preciso que una bula del papa Alejandro VI, si la memoria no me engaña, de- clarase seres humanos y capaces de sacramentos.
38 Nuestro autor sigue derrochando causticidad a propósito de la singular dieta tan
puntillosamente reglamentada en el Deuteronomio (XIV).
Voltaire
Si es en un asunto criminal, se libra con la condicional; si en un asunto civil, no paga ni el sellado; si en un asunto particular, entonces, ¡qué Dios os libre! Tremendo, astuto y cauteloso, el hombre Corcho no da paso ni
puntada en falso.
Roberto Arlt
No; dos veces solamente; pero está en peligro de naufragar durante el próximo viaje. Conservador a fondo, muy puntual; tiene la manía de coleccionar curiosidades.
Conforme se lo trompezó, se lo llevó a una rinconá, y se puso a platicar con él, y de pronto, chavó, alza la mano el Berinche, y... pun..., un escopetazo en un pómulo, y entoavía no había acabao de sonar el escopetazo, cuando ya tenía el Juan en la mano el comodoro, que de largo que lo estila el gachó sa menester meirlo en bicicleta.
Concluida la junta, me separé del primero para acompañar á Nuncucheuque á sus toldos de Pun-gechaf, donde me demoré algunos días visitando los alrededores.
Quería que Pun bajara de peso. Fue a Carolina del Norte y perdió 100 libras, pero a su regreso a Nueva York recuperó el peso que perdió.