Se iba, y de todas formas... Era casado; tenía ya dos retoños...
Lorenza, más blanca que su delantal, no le acusó, no protestó del engaño.
Emilia Pardo Bazán
Echó
Lorenza a correr hacia su casa -la de sus amos, su refugio-, y apenas oyó la reprimenda de la señora que la noche anterior había secreteado en la alcoba conyugal.
Emilia Pardo Bazán
Éste es el primero día, después que me casé con él, que hablo con persona de fuera de casa; que fuera le vea yo desta vida a él y a quien con él me casó. HORTIGOSA Ande, mi señora doña
Lorenza, no se queje tanto; que con una caldera vieja se compra otra nueva.
Miguel de Cervantes
CRISTINA Eso me parece, señora tía, a lo del cantar de Gómez Arias: :«Señor Gómez Arias, :doleos de mí; :soy niña y muchacha, :nunca en tal me vi».
LORENZA Algún espíritu malo debe de hablar en ti, sobrina, según las cosas que dices.
Miguel de Cervantes
CRISTINA Yo no sé quién habla; pero yo sé que haría todo aquello que la señora Hortigosa ha dicho, sin faltar punto.
LORENZA ¿Y la honra, sobrina?
Miguel de Cervantes
CRISTINA ¿Y el holgarnos, tía?
LORENZA ¿Y si se sabe? CRISTINA ¿Y si no se sabe?
LORENZA ¿Y quién me asegurará a mí que no se sepa?
Miguel de Cervantes
El chiquillo les embullaba; servía de pretexto a los diálogos. Un día que consiguió el comediante llevarse a
Lorenza sola a un café vecino, apenas sabía qué decirla.
Emilia Pardo Bazán
Toda la noche: "Daca el orinal, toma el orinal; levántate, Cristinica, y caliéntame unos paños, que me muero de la ijada; dame aquellos juncos, que me fatiga la piedra." Con más ungüentos y medicinas en el aposento que si fuera una botica; y yo, que apenas sé vestirme, tengo de servirle de enfermera. ¡Pux, pux, pux!, ¡Viejo clueco, tan potroso como celoso, y el más celoso del mundo!
LORENZA Dice la verdad mi sobrina.
Miguel de Cervantes
El que nunca jugó, gana la primera vez que apunta a una carta; el que nunca vio representar, no distingue la ficción de la vida -¡que tanto tiene de ficción!-. Entregó
Lorenza aquel día todo su ser, cometiendo la locura mortal de no reservarse el alma.
Emilia Pardo Bazán
-El chiquillo es divino, pero la niñera no es maleja. ¿Cómo te llamas? -
Lorenza. Y el pequeño, Manolito; en casa le dicen Malito.
Emilia Pardo Bazán
-Veintiuno... Malito ha cumplido tres. -Eres muy rebonita,
Lorenza... ¿Hace mucho que sirves? -Del pueblo he venío en agosto, porque se murió mi madre, y padre casó a las pocas semanas...
Emilia Pardo Bazán
País si llega a calzar no quisiera verte yo en sus uñas, sueltenló antes mejor al carnero porque pa gobierno fiero tuvimos a ña Lorenza.