-Necesitaría pensarlo detenidamente... bueno...
ándale... -Yo sólo acepto quedarme si me pagan lo triple que a los médicos comunes.
Antonio Domínguez Hidalgo
Basta de comprensión. Aquí se hace lo que yo digo y se acabó. Si quieres hacer lo que se te dé la gana, pues lárgate.
Ándale... - ¡Pero ya!
Antonio Domínguez Hidalgo
—Me asquea oírte hablar así... —No veo por qué... Mejor cállate y continuemos cogiendo. Házmelo más cachondo
Ándale. Muévete. Empújamelo.
Antonio Domínguez Hidalgo
—A ver cuándo se le quita lo putón a este cabrón de Adolfito y se viene con nosotros pa' enseñarlo a ser macho... —¡
Ándale! Échate las tres..!
Antonio Domínguez Hidalgo
- Nosotras los vimos cuando estaban en la vil calle, muertos de hambre y ahora se creen los millonetas. - ¡
Ándale hija, vamos al rosario!
Antonio Domínguez Hidalgo
- ¡Majadero! - Así me cuadran, respondonas, porque nomás que lo sienten, ya ni responden. -
Ándale mamá! Se hace tarde pa'l rosario.
Antonio Domínguez Hidalgo
no... No me beses. ¡Déjame, por favor! ¡Déjame! Sí,
ándale, vamos... Ya se me paro... No... hoy no... ¡Aquí están sus perros calientes!
Antonio Domínguez Hidalgo
Rebeca le aconseja ir a la casa, buscarla, Manuel le dice que ya la buscó y que no hay nada en donde debería estar, ―a ver, ándale vamos, está aquí cerca, no nos tardamos―.
Pero no lo hubiera hecho, porque el pinche gachupín lo amenazó a lo cabrón: -¡Trabajas o te largas, pero luego!
Ándale, no te hagas el pendejo y haz lo que tienes que hacer.
Antonio Domínguez Hidalgo
―Hija mía―, ―¿cómo estas papá?, te noto cambiado, más serio, me gustabas mas antes, ahora me recuerdas cuando estaba en la primaria―, ― Hija mía, no se porqué, nunca me lo has dicho, pero tu vida ha sido un desastre, desde que yo me acuerdo, pensé que cambiarías, pero no ha sido así, y la verdad, no te veo muy feliz, lo que es peor, no veo como puedas ser feliz―, ―papá, ¿me estás regañando?, además, ¿quién te dijo que quiero estar feliz?―, así estoy bien, ―¿tiene algo que ver con tus ondas de los jueves, verdad?―, ―mejor cuéntame, ándale, ¿cómo han estado tus juntas?
¡Ándale! ¡Arriba! ¡Arriba!". Freleng y McKimson pusieron a Silvestre como el némesis de Speedy, una especie de "el Coyote y el Correcaminos".
o ¿Qué quieres, hey?), vale (muy parecido a hey y al vale venezolano, pero usado de manera diferente del vale cartagenero y del vale español: Erda, sí, vale.), je (sí), huy (para denotar sorpresa o desagrado: Huy, ¿cómo?), pilas y mosca (apúrate, pon atención: Ponerse las pilas, estar mosca), nojoda (para expresar desagrado o sorpresa), nojuegue (como nojoda, pero sin la connotación vulgar), anda o ándale (como expresión de temor, sorpresa o para incitar a hacer algo), hombe (por hombre, usado para llamar la atención de alguien), nombe (por no, hombre, utilizada como negación), ah, pué (ah, pues) y ajá (utilizada para asentir, saludar o retomar una coversación: Ajá, ¿y entonces?).