La mujer sostenía en sus brazos un Niño, que acostó en el establo. Al punto mismo, una música divina
resonó. Eran cadencias de gozo, la risa fresca del villancico, que huele a tomillo de monte, entremezclada con un alboroto de gorjeos de pájaros, y los pastores empezaron a bajar de la montaña, cantando su tonadilla, llevando corderos, cestillos de frutas, tocando zampoñas, empujándose para llegar más presto.
Emilia Pardo Bazán
Y usté, usté, que dice que me quiée tanto y mis cuanto, usté le habrá aconsejao fijamente que no sea tonto, que la vía es corta y que hay que aprovecharla, que el que sabe vivir va con una mano por el suelo y otra por el cielo; que lo que disfrute eso será lo que se encuentre, ¿verdá, señor Cristóbal, que usté le habrá dicho toíto eso a mi marío? Y la voz de Clotilde al decir aquello resonó sorda y vibrante, y a la vez se le llenaron de lágrimas los hermosísimos ojos.
Y una explosión de risa resonó en la taberna de la de los Chícharos celebrando la astucia del Toneles y la derrota del Matita de Poleo, uno de los hombres más bonitos y de más cartel del barrio de la Victoria.
Y en aquel momento de trágicas meditaciones, cuando ambos enamorados al mirar el horizonte de su vida veíanlo como velado por una ráfaga de sangre y de infortunios, una voz cascada resonó en sus oídos y un hombre, destacándose de detrás de los pencares, avanzó lentamente hacia la tapia.
«Sí, estará malo, fijamente estará malo», pensaba algunas horas después llena de profunda inquietud Dolores, al par que registraba con sus hermosísimos ojos las verdes frondas del huerto; y cuando ya las melancólicas claridades del crepúsculo empezaban a matizar de misteriosas tonalidades el espacio, las verdes ramas y las azules lejanías, una voz dulce y triste, la voz de Joseíto, resonó allá en lo más hondo del huerto...
¿No me ha de importar si lo único que yo coício es tirar alguna vez el ancla en esa badía de náca, aonde yo tengo cimentás toítas mis ilusiones? Y la voz de Pedro resonó apasionada y vibrante.
Terriblemente resonó el inmenso ponto y la tierra retumbó con gran estruendo; el vasto cielo gimió estremecido y desde su raíz vibró el elevado Olimpo por el ímpetu de los Inmortales.
Durante algunos minutos avanzó por una senda casi invisible a los ojos de los menos expertos, y al llegar a un enorme hacinamiento de rocas, llevose los dedos a los labios y dejó escapar un silbo agudo que resonó como modulado por un mirlo en los zarzales.
Comprobó en una y otra versión de su curso que el juntismo americano no fue otra cosa que un reflejo sobre América del español – acaso en el Montevideo de 1808 no resonó el grito de ¡Junta como en España!
-murmuró como si hubiera hallado el complemento de sus ansias y su voz, ufana y sin cadenas,
resonó en el espacio, embriagada de felicidades inefables, resurgir de opresos lares, vibración etérea, esencia verdadera de la humanidad - ¡Al fin!
Antonio Domínguez Hidalgo
Esta cántiga amorosa que yo enviaba sólo a Rosa, en la noche silenciosa en palacio resonó: y la reina, que vivía en palacio y que la oía, se encantó con la voz mía y al palacio me llamó.
El tantán de los negros
resonó a bordo del "Caballo Verde"; una luna perlática fosforeció en la inmensidad entre enormes estrellas rebosantes de temblorosas luces, y el noble anciano que en su juventud había sido un conspicuo bandido dijo, mientras vertía sobre el hielo de su copa el oro de un whisky viejo: -Esta tarde me acordé de mi primer viaje al valle de Moka.
Roberto Arlt