Si yo me libraba de ir al servicio, Juan Antonio hubiera tenío que dir y yo que casarme a escape contigo, es decir, farturarme en gran velocidá pa la mismísima gloria, pero es que de camino que yo me diba a la gloria, sus metía a ustedes en el purgatorio...
Santísima Virgen María, Reina del Purgatorio; vengo a depositar en tu Corazón Inmaculado una oración en favor de las almas benditas que sufren en el lugar de expiación.
y procúrese salvar, como diz que dijo un jesuita que, ha dos siglos, comía pan en mi tierra, tuve que sacar de curiosidad al pobre militroncho, que fué como sacar ánima del
purgatorio, narrándole el cuento que dio vida á la frase.
Ricardo Palma
No cabe en mí dudar de que faltóle esfuerzo al autor para crear un desenlace que cupiese en la esftera de la vida social, de lo humano, de la actualidad, de lo posible, y recurrió á lo sobrenatural, al milagro, á la aparición de una ánima ben- dita del Purgatorio.
Después de esto de la estatua, no hay más que añadir: apaga, y vamonos. El 22 de Abril de 1792 se dio en Acho una corrida á bene- ficio de las benditas almas del Purgatorio.
Por ello, el Espíritu Santo nos beneficia en la persona del papa, quien en sus decretos siempre hace una excepción en caso de muerte y de necesidad. Mal y torpemente proceden los sacerdotes que reservan a los moribundos penas canónicas en el purgatorio.
María, Reina del Purgatorio: te ruego por las almas más abandonadas y olvidadas y a las cuales nadie recuerda; tú, Madre, que te acuerdas de ellas, aplícales los méritos de la Pasión de Jesús, tus méritos y los de los santos, y alcancen así el eterno descanso.
María, Reina del Purgatorio: te ruego por aquellas almas que han de salir más pronto de aquel lugar de sufrimientos, para que cuanto antes vayan a cantar en tu compañía las eternas misericordias del Señor.
María, Reina del Purgatorio: te ruego de una manera especial por aquellas almas que han de estar más tiempo padeciendo y satisfaciendo a la divina Justicia.
Así sea. María, Reina del Purgatorio: te ruego de modo especial por aquellas almas que más padecen. Es verdad que todas sufren con resignación, pero sus penas son atroces y no podemos imaginarlas siquiera.
Virgen Santísima, te pido que, así como me acuerdo de las benditas ánimas del Purgatorio, se acuerden de mí los demás, si he de ir allá a satisfacer por mis pecados.
Y aun también aprovechan para los padres y hermanos y deudos que tenéis en el Purgatorio, como lo veréis en esta santa bula.” Como el pueblo las vio ansí arrojar, como cosa que se daba de balde y ser venida de la mano de Dios, tomaban a más tomar, aun para los niños de la cuna y para todos sus defuntos, contando desde los hijos hasta el menor criado que tenían, contándolos por los dedos.