El mercantilismo marca el final de la forma clásica de entender la economía en la Edad Media (la crematística), inspirada en Aristóteles y Platón, que rechazaba la acumulación de riquezas y los préstamos con interés (vinculados al pecado de usura) debido a que la práctica totalidad de la actividad económica estaba basada en la agricultura, siendo el comercio muy limitado y reducido a nivel local.
El mercantilismo sugiere que el gobierno dirigente de una nación debería buscar la consecución de esos objetivos mediante una política proteccionista sobre su economía, favoreciendo la exportación y desfavoreciendo la importación, sobre todo mediante la imposición de aranceles.
El mercantilismo entró en crisis a finales del siglo XVIII y prácticamente desapareció para mediados del XIX, ante la aparición de las nuevas teorías fisiócratas y liberales, las cuales ayudaron a Europa a recuperarse de la profunda crisis del siglo XVII y las catastróficas Guerras Revolucionarias Francesas.
El mercantilismo es el conjunto de ideas económicas que consideran que la prosperidad de una nación-estado depende del capital que pueda tener, y que el volumen global de comercio mundial es inalterable.
El brutal mercantilismo de América, su espíritu materialista, su indiferencia por el aspecto poético de las cosas, su falta de imaginación y de elevados ideales inalcanzables, provienen de que ese país ha adoptado por héroe nacional a un hombre que, según su propia confesión, fue incapaz de mentir y no exagero al afirmar que la historia de George Washington y del cerezo han hecho más daño, y en un plazo más corto, que cualquier otro cuento de finalidad ética y moral" CYRIL.- ¡Querido Vivian!...
Bajo este espíritu, compañeros diputados, nació la Constitución mexicana, como marco jurídico de nuestro pacto social; por ello, destrozó las posiciones jurídicas del mercantilismo y abrió el cauce a los derechos sociales de campesinos y obreros, depositando en la nación el derecho de imponer a la propiedad privada las modalidades que reclame el interés popular para mantener y distribuir la riqueza, los bienes y servicios públicos, persiguiendo en todo tiempo el equilibrio democrático entre los factores que intervienen en el proceso de la producción.
Hoy ya no inspira entusiasmo lo serio, sino el can-can, y en leal consorcio van la duda con el sarcasmo. Hoy es el
mercantilismo la vida del pensamiento; es Dios el tanto por ciento y es su altar el egoísmo.
Ricardo Palma
La luz avanza, y el siglo xx, tenemos fe en ello, verá desaparecer muchas estupideces y barbaridades inventa- das y mantenidas ix r la conveniencia del mercantilismo ro- mano.
La fiesta patriótica organizada por el Club de Gimnasia y Esgrima en honor del general Frías el 9 de julio de1889, levantó el espíritu del mercantilismo político en que vivíamos, recordando que sobre las miserias de la época y de los gobernantes endiosados por la adulación, debíamos reverenciar a los próceres de la independencia, modelos de virtud, abnegación y desinterés.
Desde una doctrina económica muy moderna para la época (comparable ya no al mercantilismo, sino a la fisiocracia), se percibían como antieconómicas para el propio estado, además de muy gravosas e injustas, pues recaían únicamente sobre la parte productiva de la población: el común o pueblo llano, pues nobleza y clero, que ya se libraban de otros impuestos por razón de su condición privilegiada, también se libraban de estos por disponer de cosechas propias y no tener que acudir a los puestos públicos, que era donde se cobraban casi todos estos gravámenes, especialmente los millones y los cientos.
Con escasas excepciones, no hay referencias a personajes o acontecimientos actuales, con lo que sus comentarios tienden, necesariamente, a generalizar. Expresa su frustración con la apatía y la decadencia del público, con el mercantilismo y con los medios de comunicación.
En el siglo XVI el mercantilismo, sistema económico optado por la Corona, fomentó la Minería, específicamente, la obtención de metales, para poder enriquecer a la Metrópolis.