Si surge algún disentimiento entre cualesquier confederados ( conspirati ), los más prudentes entre los confederados tendrán que acudir para resolver la discordia entre las partes como conviene a ellos; y cualquier parte que repudie el mandamiento sea considerado como enemigo por los demás confederados.
y se había dado el primer impulso a la revolución europea del siglo XVIII, cuando, en esos mismos lugares, la contrarrevolución se vanagloriaba con invariable perseverancia de haber acabado con las «ideas reinantes en los tiempos de la creación de la constitución precedente», declarando que «la esclavitud era una institución caritativa, la única solución, en realidad, del gran problema de las relaciones entre el capital y el trabajo», y proclamaba cínicamente el derecho de propiedad sobre el hombre «piedra angular del nuevo edificio», la clase trabajadora de Europa comprendió de golpe, ya antes de que la intercesión fanática de las clases superiores en favor de los aristócratas confederados le sirviese de siniestra advertencia...
Los que encubran o defiendan al dicho malhechor, sean desterrados del valle hasta que sean expresamente llamados a volver por los confederados.
Texto La turbación, segunda aquel día para los conjurados, fue que uno de los que no eran de la determinación, se llegó a Casca, que era de los confederados, y apretándole la mano derecha, le dijo: "Tú, Casca, nos has callado el secreto; mas Bruto nos le ha declarado todo".
Pero si surge guerra o discordia entre cualquiera de los confederados y una parte de los litigantes se niega a aceptar el veredicto del juez o de resarcir los daños, los conjurados ( coniurati ) tendrán que defender la otra parte.
Han venido representaciones de sindicatos previamente confederados y de sindicatos que han acordado ahora su adhesión a la Confederación y de otros que no lo están y que han venido solamente acuciados por el interés que la convocatoria del Congreso ha despertado en lo que se relaciona con los propósitos de unificación del proletariado español.
Aunque instauráramos una República Federal, ya partiendo de Estados previamente independientes, ya por una reorganización interna del Estado nacional, en todo caso, habría que reservar a la nación una serie de competencias que fueran como el esqueleto de la misma y garantía de equidad e igual trato para todos los países confederados.
Obsérvese que una República Federativa es lo más quimérico y desastroso que pueda imaginarse, toda vez que no se componga de Estados bien organizados en sí mismos, porque conservando cada uno su soberanía e independencia, la fuerza del poder general con respecto al interior de la República, es casi ninguna, y su principal y casi todo, su investidura, es de pura representación para llevar la voz a nombre de todos los Estados confederados en sus relaciones con las naciones extranjeras...
Verificó bien esta dotrina Marco Bruto; pues, no sacando afuera de las almas de los confederados la resolución, la cerró tan oculta, que burló el crédito a los astrólogos que amenazaron a César, con día señalado, su fin; a los animales, que, muertos, con entrañas introducidas a la profecía (por la superstición), se le predijeron; y a tantas señales y agüeros que le amonestaban de su riesgo.
Pero si alguno de los confederados acometa maliciosamente a otro con un incendio, de día o en el silencio de la noche, nunca más podrá ser tenido por compaisano.
Volvamos a la orden del día. REDING.––Confederados: ¿hemos usado ya de todos los medios de conciliación? Tal vez el soberano ignora cuánto sufrimos; tal vez sufrimos contra su voluntad.
Asimismo, si cualquiera de los confederados robase a otro sus bienes o lo dañase de cualquier otra manera, sean secuestrados sus bienes, si son recuperados dentro de los valles, para servir de indemnización a la parte lesionada según requiere la justicia.