Lleno de alegría la cogió y dijo a la liebre: —El servicio que te presté, me lo has pagado con creces, y el cariño que te demostré me lo has devuelto centuplicado.
-Al contrario: me deleita -respondía el iluso. -¿Pero y tu dinero? -Aquí está centuplicado. -En papeles. -Que valdrán mañana montes de oro; y en prueba de la fe que en ello tengo, acabo de comprar más acciones de la sociedad Tal...
La población se había duplicado, los puertos estaban constantemente llenos de buques, las fábricas hormigueaban por todas partes, la agricultura podía competir con la más adelantada y multiplicada de Europa, la minería había adquirido un desarrollo inmenso, los pueblos comerciales e industriales habían centuplicado su población, su vida y su riqueza: en resumen, la Corretania gozaba de tal prosperidad, que la envidiaban todas las plagas de Egipto; porque la Corretania les hacía muy mal tercio con su industria fabril y los productos de su suelo, con que no podían competir de ningún modo ni en precios ni en calidad las susodichas naciones.
Véase, no obstante, que si se hubiera provisto más de las dos Secciones que funcionaron, se habrían centuplicado las alteraciones y perturbaciones que al servicio originara la creación de la Sección Educación Rural.
El sol dardeaba sobre aquella podredumbre, Como si fuera a cocerla a punto, Y restituir centuplicado a la gran Natura, Todo cuanto ella había juntado; Y el cielo contemplaba la osamenta soberbia Como una flor expandirse.
« ¡Decuplicar la represión! »; pero su fuerza represiva es ahora diez veces menor, mientras que la resistencia se ha centuplicado.
Y él, el tribuno de la Constitución, lanzó a la cara de la mayoría monárquica de la Asamblea Nacional esta amenazadora declaración: «Los republicanos sabrán hacer respetar la Constitución por todos los medios, ¡incluso, si es preciso, por la fuerza de las armas!» «¡ Por la fuerza de las armas !», repitió el eco centuplicado de la Montaña.
Allí, rabioso, forcejeando hasta desgarrarse las carnes por querer pasar su espantosa cabeza por entre el espacio de dos barrotes, tomó entre sus puños otros dos, zamarreándolos con vigor
centuplicado, capaz de arrancarlos, moviendo la reja toda, que crujió en un largo quejido, como si sintiese destroncarse, sus miembros metálicos.
Domingo Arena
Me devolvía mi amor centuplicado, y en vano jóvenes patricios e incluso miembros del Consejo de los Diez le hicieron las mejores proposiciones.