¡Metal de execración! ¡metal maldito, cuya pálida luz cegó los ojos, doró deformidades del delito y alumbró los desórdenes y enojos!
Enid y yo lo vimos levantarse, avanzar hacia nosotros desde el fondo de la escena, llegar al monstruoso primer plano... Un fulgor deslumbrante nos
cegó, a tiempo que Enid lanzaba un grito.
Horacio Quiroga
Llévame a ese lugar donde el arroyo se ensangosta, que agora es invierno y sabe mal el agua, y más llevar los pies mojados.” Yo, que vi el aparejo a mi deseo, saquéle debajo de los portales, y llevélo derecho de un pilar o poste de piedra que en la plaza estaba, sobre la cual y sobre otros cargaban saledizos de aquellas casas, y digole: “Tío, este es el paso mas angosto que en el arroyo hay.” Como llovía recio, y el triste se mojaba, y con la priesa que llevábamos de salir del agua que encima de nos caía, y lo más principal, porque Dios le cegó aquella hora el entendimiento (fue por darme dél venganza)...
Por una razón semejante cegó el rio de Tetuan, quitando aquel asilo á los Piratas, y desbaratando á Hamet Boali, Capitán de aquella Plaza, que salió á impedir la facción con mil arcabuceros y mucha gente de á caballo.
3 Que si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto: 4 En los cuales el dios de este siglo cegó los entendimientos de los incrédulos, para que no les resplandezca la lumbre del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
Beatriz, de mi admiración puedes argüir mi fineza; pues como a aquel que cegó, si vuelve a cobrar la vista, le deslumbra el esplendor; así, al volver a mirar, después de la intermisión de nuestra ausencia, en tus ojos el dulce divino ardor me deslumbran dos luceros, 65 Sin interrogación en C.: ¡Qué miro, es ilusión!
Probémosle con denuestos y tormentos para ver su modestia y mansedumbre y experimentar su paciencia; condenémosle a una muerte infame e ignominiosa, porque de sus palabras colegiremos lo que Él es.» Esto fue lo que imaginaron ellos, y erraron, porque los cegó su malicia.
El uno vació en lanzas sus cadenas, Y las lluvias del otro le minaron; Cegó el otro de adobes sus almenas, Y los tres al pasar le profanaron, Cual copa así que en el festín rompieron Y por juguete a los muchachos dieron.
El furor de la solterona aumentó hasta tal punto, que la cegó; cogió el brazo de Petrilla y se puso a golpear el puño contra el marco de la ventana, contra el mármol de la chimenea, como cuando se quiere cascar una nuez para obtener el fruto.
Vío'l Sancta Agnés a qui tollió el uerto, tornóli las espaldas, cató'1 con rostro tuerto; estonz dixo Estevan: "Esto es mal confuerto, toda nuestra ganancia ixiónos a mal puerto." Dios el nuestro Sennor, alcalde derechero, al que non se encubre bodega nin cellero, dixo que esti omne fuera mal ballestero,
cegó a muchos omnes, non a uno sennero: "Deseredó a muchos por mala vozería, siempre por sus peccados asmó alevosía.
Gonzalo de Berceo
Teniese por mal trecho, e por ocasionado, De grandes e de chicos vediese desdennado,
Cegó con grant despecho e fo mal trastornado, Asmó fiera locura, ierro grant desguisado.
Gonzalo de Berceo
Y en aquel éxtasis se encontraba el desconcertado, cuando un ruido infernal se inició taladrante en su cerebro, se sintió arrastrado por vientos huracánicos y algo lo
cegó...
Antonio Domínguez Hidalgo