El
zapato mexicano es muy estrecho para el pie del imperialismo yankee; que se lo calce con la intervención y pronto se le verá cojear lastimosamente, yendo de tropezón en tropezón no a las grandes jornadas de la ambición triunfadora sino a la vergüenza del fracaso de los esfuerzos sin gloria, arrastrando consigo a la nación.
Práxedis G. Guerrero
-No, a fe de caballeros -respondió uno-; bien puedes entrar, niña, segura, que nadie te tocará a la vira de tu
zapato; no, por el hábito que traigo en el pecho.
Miguel de Cervantes Saavedra
Su compañero se levantó también y le contó que había tenido un extraño sueño acerca de la princesa y de su
zapato; y así, le dijo que preguntase a la hija del Rey si por casualidad no era en aquella prenda en la que había pensado.
Hans Christian Andersen
Ni huellas del traje clásico de los días de fiesta de los castizos mareantes: la ceñida chaqueta y los pantalones y la boina de paño azul oscuro, ésta con profusa borla de cordoncillo de seda negra; corbata, negra también y también de seda, anudada sobre el pecho y medio cubierta por el ancho cuello doblado de una camisa sin planchar; zapato casi bajo y media de color.
Mandose hacer por el mejor sastre de Lima una casaca azul bordada de seda, y con pantalón a la rodilla, media filipina,
zapato con virillas, espadín al cinto y sombrero de tres candiles, echose a la plaza un día de fiesta solemne, ostentando sobre el pecho la medalla.
Ricardo Palma
Es carne de mi carne, ungida con el óleo sagrado y misterioso de la inocencia amorosa; no tiene, por ahora, rudimentos de buena crianza, y su madre y yo, grandes pecadores, pasamos la vida tomando vuelo para educar a Rosina; pero aún no nos hemos decidido ni a perforarle las orejitas para engancharle pendientes, ni a perforarle la voluntad para engancharle los grillos de la educación a los dos años se erguía en su silla de brazos, a la hora de comer, y no cejaba jamás en su empero de ponerse en pie sobre el mantel, pasearse entre los platos y aun, en solemnes ocasiones, metió un zapato en la sopa, como si fuera un charco.
El traje de los jóvenes era casaca de terciopelo negro con botones de oro, sombrero de puntas, calzón corto, medias de seda, de las llamadas de privilegio, atadas con cintas de Guamanga, y
zapato de hebilla con piedras finas.
Ricardo Palma
Entendido se está que la más leve travesura, como el colocar palomita de azufre sobre el
zapato, o hilachas y colgandijos en la espalda de la chupa o mameluco, era penada poniendo al travieso de rodillas, con los brazos en cruz, durante las horas de escuela, y arrimándole un palmetazo de padre y muy señor mío, siempre que el cansancio obligaba al paciente a bajar las aspas.
Ricardo Palma
A estos maldicientes les viene a pelo la copla popular: ::«El
zapato traigo roto, ::¿con qué lo remendaré?; ::con picos de malas lenguas ::que propalan lo que no es».
Ricardo Palma
Lo que escrito llevo, a Dios gracias no puede herir la delicadeza de los huanuqueños de hoy, que asaz republicanos son y harto saben dónde les ajusta el
zapato, para no dárseles un pepinillo en escabeche de pergaminos y títulos de Castilla, y lanzas y medias anatas, y escudos y demás pamplinadas heráldicas.
Ricardo Palma
-Pos allí viene ya la señá Rosario -decía momentos después el Melindres, mirando hacia el extremo de la calle por donde aquella avanzaba con paso lento y abatida actitud, paso y actitud que hicieron exclamar al señor José con voz que era un último adiós a una moribunda esperanza: -¡De verano!, ¡pero que de verano!- y -¿No te lo decía yo?, jasta mañana si Dios quiere, y si es que le toca la lotería -exclamó la vieja arrojando sobre la mesilla el zapato de la Curruquito.
Ahora son nuestros amos; pero mañana ¡quién sabe!» Y se pasean callados, a paso igual y triste, sin sorprenderse de nada, aprendiendo lo que no saben, con las manos en los bolsillos de la blusa: de la blusa azul, sujeta al cuello con un botón de cristal amarillo: y por
zapato llevan una suela de cordón, atada al tobillo con cintas.
José Martí