Perecieron los varones en un oscuro lance militar, una emboscada que tal vez preparó el mismo Landolfo, y quedó la niña Lucía para continuar la maldita familia de Amadei. Discurría ya su padre el príncipe con quién desposarla, cuando Lucía declaró que deseaba tomar el
velo.
Emilia Pardo Bazán
-Pos la Angustias no tiée el perfil que la otra, pero en cambio tiée unas jechuras que no puée uno mirarla sin que se seque a uno el velo del paladar y sin que se le corte a uno la respiración, pero lo cierto es lo que dice Pepe, que a mí me quiere más la Angustias, y además que me parece a mí que la Angustias tié los centros de raso tan y mientras la otra los debe tener de muselina morena.
Te conduce una estrella, y un tesoro de gemas portas en tus dromedarios. Mi lámpara encendí, pero aún no miro fulgir el aúreo velo que te viste en medio de las sombras nocturnales.
Porque ésos tiéen la condinga en el velo del paladar, y como ellos saben que el que lleva la bandera con los del Altozano es el Maroto, pos velay tú, no hay nadie que se atermine a dicirle ni pío.
He escrito ya mucho, tengo muchas notas pero para prepararse a esta tarea es necesario que proceda a un estudio detenido de la historia, estudio que consignaré en estas páginas, blancas aún, y que creo que me servirán para la formación de mi obra. Cada día miro descorrerse un velo ante mis ojos cuando abro un documento contemporáneo.
A lado de Doña Margarita caminaba una dama de aventajado talle, cubierta con negro velo que casi le arrastraba: Pasó cercana, y sin poder verla adiviné la mirada de sus ojos que me reconocían bajo mí disfraz de cartujo.
En vano nuestros ojos se afanan por hallarle Del tenebroso velo que le embozó detras, Que cuanto mas los ojos se empeñan en buscarle, Se esconde el firmamento de nuestros ojos mas.
Si colores queréis, mirad al cielo: si llenar los espacios de armonía, si animar de los mármoles el hielo, de las obras de Dios alzad el velo, que Dios perfectas las produce y cría.
Todo yacia en lánguido reposo En torno del castillo solitario, Circundado de ambiente vaporoso Cuyo velo entoldaba misterioso La lejana estension del campo vario.
Y al contemplar los luminosos rastros del alba luna en el oscuro velo, tiemblan, de envidia y de dolor, los astros en la profunda soledad del cielo.
Bellísima era Argentina, Y de prosapia real. Y él que vió sus ojos cándidos Sin los dobleces del velo Creyó su azul como el cielo Signo de dicha inmortal.
Un velo de niebla ondulaba en las ráfagas del aire: dos soldados cruzaban por el centro de la plaza, con el andar abatido y los ponchos chorreando agua: se oía la canturia monótona de los niños de una escuela.