Sus méritos, su ciencia, su cualidad de vasallo inmediato del obispo de París, le abrían de par en par las puertas de la Iglesia.
Todo recuerdo calmante, toda intención generosa, de la indignación a impulsos del corazón se le borra: y con el brazo extendido y faz amenazadora, a la condesa presenta resueltamente la copa. «¡Señor!, exclamó Montero —¡Vasallo!
Y, estando presente el dicho Capitán Don Diego de Castro, juró por Dios Nuestro Señor y por Santa María su bendita madre y por la señal de la Cruz que hizo con su mano derecha, y so cargo de él dijo que tendrá el Real Estandarte en fiel guardia y custodia como insignia de nuestro Rey y Señor Natural y que en el ínte(rin) que fuere tal Alférez Real acudirá con él en todas las ocasiones de paz y guerra como es obligado y en su defensa y guardia siendo necesario morirá como fiel vasallo de Su Magestad; y dijo a la conclusión ´´Sí, Juro y Amén´´, poniendo la mano una sobre otra en cruz, haciendo pleito homenaje una, dos y tres veces.
Pero Maroto tenía amigos que disfrutaban de influencia en el ánimo del pretendiente, y éstos alcanzaron, después de dos años, reconciliar al vasallo con su señor, quien le confirió el mando en jefe de sus ejér- citos.
Dios, que cuida de las dolencias de los reinos, los produce por medicina; porque el vasallo que aborrece en el príncipe lo que le hace aborrecible, no aborrece al príncipe, sino a quien le aborrece; quien le acredita la licencia que se toma, se toma licencia para decir que le da lo que le quita.
Te haré traer joyas preciosas de tu país para adornarte, pedirás a tu gusto las más costosas galas, y llamarás las mujeres y los hombres de tu España para formarte una corte donde tú serás la soberana, y el más humilde vasallo, tu enamorado Mangora.
El rey bueno se ha de amar; el malo se ha de sufrir. Consiente Dios el tirano, siendo quien le puede castigar y deponer, ¿y no le consentirá el vasallo, que debe obedecerle?
MUÑOZ A tus preguntas va de respuesta y de cuento: Mi señor es de Sevilla natural y caballero, pero caballero mozo, conque te digo con esto que tiene sus mocedades y que es vasallo de Venus.
Advierte, ¡oh, Cicerón!, tu yerro: que dejas de ser traidor a tu patria en Antonio por serlo en Octavio; y que se conocerá que tu ambición y desorden excede a la de entrambos, pues quieres se conozca puedes quitar el Imperio y darle, porque reconociéndole de ti el emperador, te sea, si no agradecido, sujeto; si no vasallo, hechura; y puede ser padezcas las quejas del depuesto, y que no cobres el reconocimiento del colocado.
El francés los atosigó a entrambos: a Fernando las sospechas que traía, viendo a su enemigo interceder por el honor del vasallo en quien temía tan gloriosos servicios; y en Gonzalo Fernández la atención bien advertida en el peligro de dos malicias coronadas.
(asombrado de lo que ha leído.) ¡Es posible! ADEL. ¿Qué cosa? OSMÍN. ¡Oh, vasallo infiel! Avisar al Rey es fuerza, y al pérfido sorprender. ADEL. ¿Es éste el pérfido?
Y porque nada se olvide, ni parezca persuado a que las conjuras se disimulen, y los traidores se toleren sin castigo público, es de advertir que cuando el príncipe ha convencido a algún vasallo de traición y reducídole a que conozca, con noticia de los reinos, el castigo digno de su infidelidad, entonces los monarcas deben observar las palabras que en el libro 6 de Quinto Curcio capítulo 8, dijeron a Alejandro, viendo se inclinaba a perdonar a Filotas, después de haber convencido sus delitos por dignos de pena de muerte.