Tal vez sepamos qué clase de ataques había soportado para salir tan maltrecha; pero lo cierto es que nada la había corregido, y si su cuerpo era la imagen de la fealdad, su alma era el receptáculo de todos los vicios y de todas las fechorías más inauditas: incendiaria, parricida, incestuosa, sodomita, tortillera, asesina, envenenadora, culpable de violaciones, robos, abortos y sacrilegios, se podía afirmar con razón que no había un solo crimen en el mundo que aquella bribona no hubiese cometido o hecho cometer.
Le decían que quién se lo mandaba, por coscolina. Cuando su pequeña nació, consiguió trabajo de tortillera por el Barrio de Belem y con eso la iba pasando.
Sobaquera es un término equívoco, que remite a un modo de preparación en el que, presuntamente intervenían los "sobacos" o axilas de la tortillera.