-Huélgome por vuesa merced de haberme convencido personalmente de la falsedad de un aviso que recibí ayer, que a haberlo encontrado real, juro cierto que no habría reparado en hopalandas ni
tonsura para amarrar a vuesa merced y darle una zurribanda de que guardara memoria en los días de su vida; que mientras yo empuñe la vara, ningún monigote me ha de resollar gordo.
Ricardo Palma
–me decía a mí mismo en mi ceguera–, si no hubiera sido sacerdote habría podido verla todos los días, habría sido su amante, su esposo; en vez de estar cubierto con mi triste sudario, tendría ropas de seda y terciopelo, cadenas de oro, una espada y plumas como los jóvenes y hermosos caballeros. Mis cabellos, deshonrados por la tonsura, jugarían alrededor de mi cuello, formando ondeantes rizos.
XII Y sonámbulo, sombrío, como un crónico sin cura que ya tiene la
tonsura de la sombra y del vacío, tomé la senda del río buscando la paz, lo inerte, el refugio, el contrafuerte, la negación del dolor...
Pedro Bonifacio Palacios
El padre Romero pecaba por falta de aseo en hábito y persona: era un Diógenes con
tonsura, y acaso por eso, más que por sus acciones y palabras, conquistó fama de loco.
Ricardo Palma
Un anciano bien conformado, con tonsura y sayal, parece dirigir frases de consuelo al paciente, mientras sostiene en las manos un jarro, acaso con el bálsamo o alguna bebida tonificante para después.
Se ve entonces partir más de una frente, mayor que en la de un fraile abrir tonsura, volar cabezas, brazos; y en el foso caer del muro un río sanguinoso.
No se burlaba casi nunca de los pobres estudiantes de Montagu, por sus cappetes, de donde les venía el nombre, ni de los becados del colegio de Dormans, por su tonsura rapada y su sobretodo de tres piezas de paño azul, verde y morado, azurini color¡ et bruni como reza el documento del cardenal de las Cuatro Coronas.
Conservaron sus distintivos clericales, es decir: la tonsura, que es el rapado circular de la coronilla del cráneo y los hábitos que vestían.
El capuchino toma su nombre del color del hábito de los monjes capuchinos (cappuccio significa 'capucha' en italiano), o tal vez del aspecto de su tonsura (un círculo de piel blanca rodeado por un aro de cabello marrón).
La representación más común del santo es como un joven, imberbe (señal de esa juventud) y con tonsura clerical, de pie, con sus símbolos propios en las manos.
En 1911 ingresa a la Orden de Predicadores, iniciando el noviciado en Asturias. Recibió la tonsura en 1914. Completó sus estudios en el Angelicum de Roma.
Esto motivó que en la congregación que fundaría poco después se venerara a este santo como patrono celestial. Fue admitido a la tonsura en 1800 y ordenado sacerdote en julio de 1808.