Mas ni por sepultarse en tal escondite cesó Diego de
tiritar y sentir zumbidos en las sienes, y dolorosa percepción del curso de la sangre por las venas de su cerebro.
Emilia Pardo Bazán
Su dios los protege tanto. Los pobres diablos se cubren con lo que pueden para no
tiritar ni morir... Pocas veces su dios les hace caso; al fin que se encuentran en el infierno de sus propias llamas vorágines.
Antonio Domínguez Hidalgo
Días cortos, noches largas, fríos sin piedad, heladas feroces y seguidas, que queman el pasto, hacen tiritar las ovejas, bajo su poncho de lana, y al gaucho, bajo su mantita de algodón.
A la desnuda campiña parece que se la ve tiritar de frío; las chimeneas de la barriada lanzan a borbotones el humo que se lleva rápido el helado Norte, dejando en cambio algunos copos de nieve.
Cayé cortó doce tacuaras sin más prolija elección y Podeley, cuyas últimas fuerzas fueron dedicadas a cortar los isipós, tuvo apenas tiempo de hacerlo antes de arrollarse a
tiritar.
Horacio Quiroga
o empiecen a tiritar nuestros lectores, que no nos proponemos conducirlos a tan glaciales latitudes; que para llegar al Polo de nuestra narración no se hace preciso ir más allá de los límites del barrio de Capuchinos, que antes de traspasarlos nos tropezaremos y nos detendremos, si es que en esto no tienen inconveniente alguno los que nos leen, en el ventorrillo que el señor Currito Cárdenas hubo de bautizar, al establecerse en él, con el título con que encabezamos esta verídica historia.
Allí en la lóbrega madriguera húmeda y estrecha, encorvábanse las espaldas y aflojábanse los músculos y, como el potro resabiado que se estremece tembloroso a la vista de la vara, los viejos mineros cada mañana sentían
tiritar sus carnes al contacto de la vena.
Baldomero Lillo
Depón, depón el rubor: ¡tu grosero traje informe es el glorioso uniforme de los hijos del Señor!- El cierzo duro de enero te está haciendo tiritar: siéntate al tranquilo hogar que aromatiza el romero; seca tus burdos vestidos a su aplacible calor, y él restituya el vigor a tus miembros ateridos.
¡Y sopla, sopla, arrolla las aguas de los cañadones y las hace correr más ligero, entre las barrancas de los arroyos; y los sauces lo saludan al pasar, hasta besar la corriente que huye; y gimen los álamos, cerrando sus filas para atajarle el paso, murmurando contra las violencias de ese mal criado, que hace tiritar de frío hasta las ovejas.
Querer que calle hasta el reloj pausado que cuelga en la pared, alto y sombrío; ser joven, ser amante, ser amado y estando juntos ¡
tiritar de frío!
Manuel Gutiérrez Nájera
Le despacharon algunos centavos de aceite, media libra de yerba y media de azúcar: arregló todo en el pañuelo, se lo ató en la cintura y volvió a saltar en el petizo, alegre y sin tiritar ya, pues el sol de agosto, ya de regular fuerza, había derretido la helada, y con sus rayos le calentaba las espaldas, como la mejor ropa de abrigo.
Aquello fue tan popular como la procesión de ánimas de San Agustín, el encapuchado de San Francisco, la monja sin cabeza, el coche de Zavala, el alma de Gasparito, la mano peluda de no sé qué calle, el perro negro de la plazuela de San Pedro, la viudita del cementerio de la Concepción, los duendes de Santa Catalina y demás paparruchas que nos contaban las abuelas, haciéndonos
tiritar de miedo y rebujarnos en la cama.
Ricardo Palma