Esta red intercontinental de comunicación alternativa buscará tejer los canales para que la palabra camine todos los caminos que resisten.
El propósito es fortalecer estas acciones para tejer una auténtica red de protección social a los campesinos de menos ingresos y productividad.
-Pues ahórcate entonces, y déjame en paz y en gracia de Dios tejer estas mallas, que por no perder la paciencia no me he querido casar yo, ¡tiña, retiña!
En el portal en que en otros tiempos se sentaba a tejer sus redes un pescador...
A CIPACTONAL le dieron la misión de cultivar la tierra para engrandecerla y embellecerla. A OXOMOCO le encomendaron las labores de hilar y tejer.
Mas pues, Montano, va mi navecilla corriendo este gran mar con suelta vela, hacia la infinidad buscando orilla, quiero, para
tejer tan rica tela, muy desde atrás decir lo que podría hacer el alma que a su causa vuela.
Francisco de Aldana
Y pronto, igual también la anciana, casi moribunda, que aún tenía valor para abrir su escaparate, y para
tejer torpemente un flequillo que no le había encargado nadie, «por si acaso» ocurría que se lo pidiesen, con destino a la vestimenta de algún santo...
Emilia Pardo Bazán
Volvió a encontrarse con una mujer que iba a vender perdices vivas; e hizo que le diera uno, la puso en su bolsa y continuó su camino. Al poco tiempo encontró a una mujer que iba a tejer un lienzo; y consiguió que le diera una gran pelota de hilo.
¿Qué es más el hombre al morir, por mucho que haya trabajado en vida, que gigante que ha vivido condenado a tejer cestos de monje y fabricar nidillos de jilguero?
En el artículo sobre la lengua de las artes, número 9, según se copió exactamente en el cuarto cuaderno, decía, que «la obra más admirable de poesía, de escultura y de pintura, o los sistemas más bien acabados de Física, de Metafísica y de Moral, no suponen ni tanta inteligencia, ni tanta sagacidad, ni tanto genio como los telares de hacer medias, de
tejer paños, o las máquinas de hilar estambre.
Mariano José de Larra
El tío Antón, sentado en la puerta de su casa, recostado contra el quicio, entreteníase en tejer rápidamente una tomiza, cuando deteniendo delante de él el paso de su mula exclamó el señor Juan el Cachetina: -¡A la pa e Dios, caballero!
El abogado defensor había aguzado su ingenio y hecho una defensa más sentimental que jurídica; pues las lacónicas declaraciones prestadas por el marqués en el proceso no daban campo sino para enfrascarse en un mar de divagaciones y conjeturas. No había tela que
tejer ni hilos sueltos que anudar.
Ricardo Palma