32 Te amaré, mi dulce Ipsitila, mis delicias, mis encantos: manda que a ti venga yo a la siesta, y, si lo mandaras, aquello ayuda: que ninguno atranque del umbral la tablilla o que a ti no te agrade fuera salir, sino en casa te quedes y prepares para nos nueve continuas copulaciones.
(236) Yo he sido el mejor amigo Del sábio rey Salomon, (Y al escuchar esto el juez Dos pasos retrocedió Y asi siguió el extranjero Sin notar su conmocion) Cuando aquel rey descarriándose A los vicios se lanzó, Y vió de su muerte cierta El gesto amedrentador, Me dijo: «Abasuero, en prueba »De que aun en mi corazon »Vive tu amistad ilesa, »A hacerte una ofrenda voy. »Mezcla lo que ves escrito »En esa tablilla, pon »Esa receta por obra »Y vivirás mas que yo.
La más triste cosa del mundo era para la madre aquel pavo con patas de alambre clavadas en tablilla de barro, y que en sus frecuentes cambios de postura había perdido el pico y el moco.
Habrá en todas las receptorías una tablilla, en que se expondrán al público todos los derechos que deben pagarse según lo manifiesta la tarifa número 1.
62 Y hablaron por señas á su padre, cómo le quería llamar. 63 Y demandando la tablilla, escribió, diciendo: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron.
Y el Gran Sacerdote le tomó de las manos la tablilla, la aceptó, y, entrando en el templo, hizo la plegaria por aquellos hombres.
Y el Gran Sacerdote salió del templo, y ordenó que cuantos fuesen celibatarios se n,uniesen en aquel lugar. Y, al conocer esta orden, todos, hasta el último, se reunieron en el lugar indicado, llevando cada uno en la mano su tablilla.
Y el viejo José, que también conoció aquella orden, abandonó su azuela de carpintero, y, tomando una tablilla, se apresuró a ir al lugar marcado.
Que en toda la tablilla sólo aparezca esta palabra: «Ven.» Entonces no retardaré ceñir de hojas de laurel mis tablillas vencedoras, y suspenderlas con esta inscripción en el templo de Venus: «Nasón consagra a Venus las fieles confidentas de sus cuitas que antes fueron un tronco vil de acebo.» XII Llorad mi desgracia: me han vuelto las tristes tablillas, y su letra fatal me anuncia que hoy es imposible verla.
¿Cómo? Traedme pronto mi espada, o la tablilla para condenarle a muerte. BDELICLEÓN: (Ya en el suelo.) Ese hombre maquina alguna trastada.
Durante toda la tarde, el estúpido portero de servicio fijó en la tablilla telegramas de todos los lugares del país, con los resultados de las carreras de caballos, las sentencias de divorcio, el estado del tiempo y otras informaciones semejantes, mientras la cinta telegráfica desenrollaba los detalles más aburridos sobre la sesión nocturna de la Cámara de los Comunes y sobre un ligero pánico que hubo en la Bolsa.
Ana Isabel andaba como en sueños y sus pensamientos se movían. De una Candelaria a la siguiente, el corazón registra muchas cosas en su
tablilla, el balance de todo un año.
Hans Christian Andersen