Libre me hallaba de aquel siniestro reino al que había llegado sin explicarme nunca el por qué. Pero ahora, ¿qué me iba a suceder…?
Mientras el cobrador iba cantando las estaciones del trayecto y el coche despoblándose, Revenga daba vueltas a la historia de su yerro. ¿Cómo había sido? ¿Cómo había podido
suceder? Como suceden esas cosas: tontamente.
Emilia Pardo Bazán
Cerré, pues, nuevamente en silencio la puerta acristalada y volví a mi casa, con la firme decisión –desdeñando el ejemplo y lo que me pudiera suceder–, de no hacer negocios nunca más.
Debo confesar que todavía noto los efectos de la comilona de ayer y que tengo necesidad de respirar un poco, como pienso os debe de suceder a la mayor parte de vosotros, porque ayer fuisteis de los nuestros.
Algo debió suceder en aquel momento; cuando la gran fragata soltó luego sus señales, y no continuó sus fuegos, sino después de tres a cuatro minutos de combate, el más recio que ha retronado en nuestras cumbres; la mayor parte de los proyectiles sólidos de los españoles, despedidos en un trayecto de una milla, pasaban por elevación de 50 a 100 metros de nuestras baterías, e iban a terminar en la mar brava.
Por consiguiente, después de haberte preguntado, no ni dos, sino mil veces, he renunciado a hacer vanas súplicas, persuadido de que eres el hombre del mundo más capaz para exhortar a los demás a la virtud; pero que, una de dos cosas, o bien tu poder no pasa de aquí y no se extiende más lejos (lo cual puede suceder en todas las artes; por ejemplo, sin ser piloto, puede hacerse un elogio de este arte que pruebe cuán digno es de la actividad humana, y hacerse lo mismo con las demás artes; de suerte que tú mismo podrías acusarte de no conocer la justicia, ensalzándola al mismo tiempo hasta las nubes, por más que no sea esta mi opinión).
Todos o los más acaban diciendo requiebros a quien los mata. ¿Qué otra cosa puede suceder al que llega con su pecado hasta su muerte?
Piénsalo bien, mi querido Sócrates; con la desgracia que te va a suceder tendrás también una parte en el baldón que va a caer sobre todos nosotros.
Iré al comedor, y me encontraré allí con una estatua vestida de luto, que ni habla, ni ríe, ni llora, ni come, ni bebe, ni sabe nada de lo que su madre me contó aquella noche; nada de lo que va a
suceder, si Dios no lo remedia...
Pedro Antonio de Alarcón
La ciudad dormía y nubes, grandes nubes negras, se esparcían lentamente en el cielo. Por primera vez, sentí que iba a suceder algo extraordinario, algo nuevo.
¿En una palabra, que los contrarios nacen siempre de sus contrarios? Y ahora me parece haber comprendido que has dicho que esto no podrá suceder nunca.
Me detuve, pero una extraña fuerza invisible me dominaba y me hacía seguir adelante. Yo me preguntaba ¿Qué me irá a suceder después?