Los otros levantáronse también, pero erizados. — Es el patrón —exclamó el cachorro sorprendido de la actitud de aquellos. —No, no es él —replicó Dick .
Continuaban desmejorando física y mentalmente, y nadie quedó sorprendido cuando circuló la noticia de que la señora Gardner se había vuelto loca.
Me repetí y sorprendido, me desmayé al ver la cascada profundísima en la que iba a caer de no haber sido por las pirañas que me habían hecho salir.
Ahora soy lo que soy, y vuelvo a casa despacio y maravillado. He tomado el café con mi hija en las rodillas, y en una actitud que ha
sorprendido a mi mujer.
Horacio Quiroga
—pregunta mi mujer levantando la cabeza. Yo la miro, más
sorprendido de su pregunta que ella misma, y respondo: —Lo que te dije: ¡qué seré siempre así!
Horacio Quiroga
Pos Rosarito, al ver salir al otro de estampía, rompió el trapo a reír como si fuese de aquel mó a ganar un salario, y yo me pegué a la ventana, y ná, hombre, ná, que la mu alma mía no me ha dejao venir jasta que ha conseguio que le prometa que no he de meterme en naíta en contra de sus quereles. -¡Pero eso como ha sío, chavó? - preguntó al Tarumba el Totovías con aire sorprendido. -¿Que cómo?
Artículo 69- Ningún senador o diputado, desde el día de su elección hasta el de su cese, puede ser arrestado; excepto el caso de ser sorprendido in fraganti en la ejecución de algún crimen que merezca pena de muerte, infamante u otra aflictiva; de lo que se dará cuenta a la Cámara respectiva con la información sumaria del hecho.
La muerte había sorprendido al pobre Thaddeus en su habitación del ático, y lo habla sorprendido de un modo que no podía ser contado.
Había pavos reales, codornices, chachalacas, patos, cisnes y tantas aves que ya imaginaba un buen trozo asado a las brasas de alguna de ellas. Bajé con presura y me quedé sorprendido al ver tanta belleza.
Dirigí mi vista hacia el cielo y quedé sorprendido al ver que los negros nubarrones antes presentes, se iban apartando y dejaban lucir a miles de estrellas brillantes en el infinito.
-Voltee sorprendido y cuál no sería mi sorpresa cuando descubrí a Peter Pan que junto con Alicia me saludaban muy amables diciéndome: -Bienvenido a la biblioteca del País de las Maravillas.
-¿Y cómo pudo -exclamé
sorprendido- ordenarse de sacerdote, estando en poder de semejantes padres, que le dedicarían a recoger esquilmo y apacentar la vaca?
Emilia Pardo Bazán