El vino usado con moderacion es medicina para el ánimo y para el cuerpo: así pensaba el sabio Memnon, y se emborrachó. Propónenle jugar una mano de
sobremesa: un juego, donde se atraviesa poco, es una inocente diversion.
Voltaire
Quien va en busca de montes, no se detiene a recoger las piedras del camino. Saluda el sol, y acata al monte. Estas son confidencias de sobremesa. Esas cosas se dicen al oído.
Pero eso sí: ¡chocolate del de nosotras sí no le das a ese sinvergüenza! ¡Que beba aguadulce o que se largue sin
sobremesa! Y erguida, agrandada por la indignación, corre a servir el almuerzo.
Tomás Carrasquilla
Una noche de tertulia, casa de uno de los caciques de más fuste, la instaron, de
sobremesa, para que contara algo de lo bueno y divertido.
Tomás Carrasquilla
Lectura tal es como amena conversación de sobremesa entre camaradas, paladeando á sorbos una taza de exquisito ca- racolillo y siguiendo las caprichosas espirales del hiuno de un riquísimo habano.
Estaba distraído, con los bra- zos apoyados en la borda, contemplando varias canoas de pes- cadores que se desprendían de la playa, cuando se me acercó el gran mariscal y me dijo:— Contador, véngase á comer con- migo. Ya de sobremesa, me dijo: — Conocí esta tarde que le rebosaba á usted la curiosidad...
Y cuando, de
sobremesa, comentábase algún notición político que á mi padre regocijara, no dejaba la abuela de meter cucharada, diciendo:— Lo malo será que nos salgan un día de estos con el traquido de la Capitana.
Ricardo Palma
¿Te parece bien?-propuso el CACOMIZTLE, lo cual fue aceptado de buena gana por el zorrillo, quien agregó: -Y después nos encontramos aquí nuevamente para tener una charlita de sobremesa.
Sobre la mesa y en el centro do estaba la redoma yacía "Kaiser" exánime; junto a él, decapitados y fríos, los cuerpos inertes de los tres pececillos de púrpura, el agua derramada como sangre en la sobremesa, y rodeándolo todo, el silencio helado y elocuente que sigue a toda lucha de exterminación.
¿O verme acaso desearás al lado de circundada sobremesa verde, donde, a las vueltas del ebúrneo dado, el dinero es lo menos que se pierde; y allí el alba me encuentre enajenado, sin que mi esposa ni mi hogar recuerde, y exponga al turbio mar de la Fortuna de mi hijo tierno la inocente cuna?
Los diarios venían palpitantes con una agitación política; una crisis de ésas que traen cambiado de decoración y en que se siente la voz del director de escena y se ve la maquinaria. De manera que la lectura de esos chispeantes y candentes editoriales, le había hecho alargar más que nunca la sobremesa.
que nos improvisará de lo lindo; T. nos cantará de
sobremesa una rondeña con su gracia natural; y por la noche J. cantará y tocará alguna cosilla.
Mariano José de Larra