El en nonbre de su magestad ffundo e pobló vna esta çibdad de santiago y por que conbyene al seruiçio de su magestad y a la paz y soçiego destas provynçias y conversión de los naturales dellas que se funde e pueble otro pueblo de mas desta dicha çibdad por que dello su magestad será muy seruydo por tanto quél en nonbre de su magestad y del dicho señor gouernador don ffrançisco piçarro en su rreal nonbre e por virtud de los poderes que de su señoría tiene como su teniente general de gouernador e capitán general ffundava e fundó otro pueblo en el sytio e asyento de dondesta el pueblo que en lengua de yndios aora se llama Quyto questara treynta leguas poco mas o menos desta çibdad de Santiago...
En este Cabildo propuso el Corregidor, lo siguiente: Ya vuestra Señoría habrán entendido como Su Magestad tiene proveído por Corregidor de esta Ciudad a Don Joan de Hinojosa y Chávez...
Su
señoría no anduvo con pies de plomo en la visita; y, en un mes que ella durara, ratificó la concesión en cuarenta y tre3 fundos rústicos del valle de Lima, denegándola en sólo cinco.
Ricardo Palma
¿Y esa remolona? ¿No ha despertado aún su
señoría? ¿Por qué ha permitido que se levante usted tan temprano, y no ha venido ella a traerme el chocolate?
Pedro Antonio de Alarcón
En este caso, autorizado por mi partido, rompo definitivamente el pareo. El señor Videla.- ¡Falta a un compromiso de honor Su Señoría, votando por su conveniencia!
Cuando en la Cámara de Diputados de Chile se discutía el mismo instrumento internacional que allí – como se sabe – resultó aprobado para, según me parece – no llegar a aplicarse, el Diputado de la mayoría, señor Juliet, en la sesión del jueves 19 de junio, dirigiéndose al Diputado señor Martones, contrario a la aprobación, que le había interrumpido, le expresó textualmente: “Debo decirle a su señoría que Estados Unidos ha ofrecido esta ayuda militar hasta hoy, a seis países”.
El señor Rodríguez de la Sotta.- No ha sido mi ánimo censurar a su Señoría, los hechos son hechos y dejo presentada mi renuncia al Senado.
A)(Sesión en martes 6 de enero de 1948) El señor Neruda.- Pido la palabra, señor Presidente. El señor Videla (Presidente).- Tiene la palabra Su Señoría.
¿Pero lo de zanibo, á quien se tenía por más blanco que el caballo del Apocalipsis? Ni á María Santísima le aguantaba su
señoría la palabreja.
Ricardo Palma
Consideró su
señoría que sería el cuento de la buena pipa o de nunca acabar el seguir admitiendo recursos de un calillado de condición tan bellaca.
Ricardo Palma
-¿Y en qué se funda vuestra
señoría para desmentir con esa frescura a todo un Capitán del ejército, a un hombre honrado, a una persona mayor?
Pedro Antonio de Alarcón
Los jueces del Honorable señor Neruda, en este caso, no están en esta sala; están en el edificio de enfrente, en los Tribunales de Justicia. Allí es donde Su Señoría tiene que hacer su defensa.