CARCELERO (Con
sarcasmo.) Sí, muy inofensivo, tan inofensivo el angelito que si se le dejara aletear acabaría por comerse todos los novillos del amo.
Ricardo Flores Magón
«El Groguet a la calle, con todo lo que tenga.» ¡Lo que él tenía! Valiente
sarcasmo. Ganas de trabajar, de regenerarse, de verse libre de aquella estúpida persecución...
Vicente Blasco Ibáñez
«Si otra Engracia...», y al pensar esto se le apareció la hermosa imagen de la provocativa adúltera, que le enseñaba los dientes de nieve en una carcajada de sarcasmo.
Una hora después de su fuga el toro estaba otra vez en el Matadero donde la poca chusma que había quedado no hablaba sino de sus fechorías. La aventura del gringo en el pantano excitaba principalmente la risa y el
sarcasmo.
Esteban Echeverría
Dice un cronista que Lope de Aguirre tomó por modelo, no sólo en la crueldad, sino en el sarcasmo impío, á Francisco de Carbajal, y que habiendo sorjM'endido rezando á uno de sus soldados, lo castigó severamente, diciendo:— Yo no quiero á los míos tan cristianos, sino de tal condición, que jueguen el alma á los dados con el mismo Satanás.
-Hermano Pedro de Tapia -le contestó Carbajal con su acostumbrado
sarcasmo-, pues que éramos tan grandes amigos, ¿por qué pecasteis contra la amistad y no me disteis aviso para que nos huyéramos juntos?
Ricardo Palma
Lucía había perdido a sus padres, carecía de familia, y su orfandad la aislaba en el triste recinto de su hogar donde pasaba las noches temblando de miedo, no tanto de su soledad, como de ver llegar a su esposo con el sarcasmo en los labios y la cólera en el corazón.
He oído decir que mi mujer no había muerto, sino que había desaparecido, vano rumor que me ha anunciado un hombre poseído de terror. Pero esas son invenciones del matricida, y un verdadero sarcasmo.
Que las decepciones no envenenen un día su espíritu, aleje Dios de sus labios la hiél del sarcasmo y, los que amamos los versos graciosos y ligeros, nos prome- temos que la juguetona musa de Ego Polibio nos regalará con producciones más limadas y de mayor aliento que las Zanaho- rias y Remolachas.
Y en estos términos nos hablaba cada vez que había ocasión. ¡Qué sarcasmo tiene la vida! ¡Cómo hace cambiar la adulación el pensamiento sano de los hombres!
Y así, son el sarcasmo de cualquier rascador de rabel, de los chicos, de la astrosa ralea que con la andorga huera danza de buen humor.
mi ruego es vano; la ilusión al dolor el campo cede, y él con su férrea mano me atormenta inhumano, y a la crueldad en el sarcasmo excede.