Innovador es el humor de Juan Pérez Zúñiga, y en el teatro destacaron las parodias teatrales de Salvador María Granés junto con una pléyade de autores desconocidos y aún mal estudiados que constituyen el llamado «teatro por horas» y el género chico del sainete y la zarzuela, entre los que destaca Vital Aza.
En 1953, Troilo formó un dúo con el guitarrista Roberto Grela para actuar en la obra de teatro El patio de la morocha (más parecida a un sainete que a un musical) de Cátulo Castillo, donde Troilo interpretaba el papel del bandoneonista Eduardo Arolas tocando junto a Grela.
Represéntase una comedia nueva; una parte del público la aplaude con furor: es sublime, divina; nada se ha hecho mejor de Moratín acá; otra la silba despiadadamente: es una porquería, es un
sainete, nada se ha hecho peor desde Comella hasta nuestro tiempo.
Mariano José de Larra
La antipatía, el odio se puede decir, que mutuamente se profesaban los sabios incógnitos crecía tanto de día en día, que los disimulados testigos de su malquerencia llegaron a temer que el
sainete acabara en tragedia, y aquellos respetables y misteriosos vejetes se fueran a las manos.
Leopoldo Alas
Abríle con curiosidad, y vi que, en efecto, era un sainete, cuyo argumento se reducía a poner de relieve algunas escenas muy parecidas a las que acabo de referir, presenciadas por dos forasteros, asaz pulcros y timoratos, que de vez en cuando salen de entre bastidores, donde están ocultos, a lanzar al público una andanada de muy saludables, pero muy pedantescas observaciones, contra la profana costumbre de las Buenas Glorias .
Figúrate a Petrita Artías, con aquella cara fúnebre, y rebosándole la alegría por dentro, de verse rica y libre... Y aquel cuadro de
sainete de Lara...
Emilia Pardo Bazán
La servilleta a este otro lado, en el suelo las botellas, va trayéndonos la moza las viandas; se conversa un rato; se bebe siempre que los gaznates se secan o se atraviesa el bocado; si empalagan las menestras, a la izquierda está la fruta, y el cascajo a la derecha; se hace boca al hipocrás, y, sin voces ni etiquetas, cenamos como señores...» Estos versos, de un lindo
sainete de don Ramón de la Cruz, expresan gráficamente, aunque sólo sea en proyecto, las puras alegrías que disfrutan los clásicos manolos y chisperos de Madrid durante la noche llamada buena.
Pedro Antonio de Alarcón
Venía luego el Alcalde torero o algún
sainete de Ramón de la Cruz, y sólo se retiraba el espectador después de aplaudir la tonadilla, especie de zarzuela en andadores.
Ricardo Palma
No tardó en estrenarse un
sainete donde un asno rebuznaba, acompañando y parodiando la endecha de un enamorado ridículo: Cleto fue contratado también para la romanza del jumento.
Emilia Pardo Bazán
«Perdonadme mi talento», nos imploran. Es el sainete de la modestia, el miedo a la envidia. Y el orgullo, o sea el valor de los que se niegan a fingir, es el que sucumbe, no a los ruidosos golpes del destino, sino al sordo roer de lo mediocre, a la infección de los hombres microbios.
Me acuerdo de que esta conversación fue el sábado antes de Carnaval, y el domingo convidé yo al teatro a toda la oficina. Nos reímos como benditos con el gracioso
sainete Los pantalones; hasta Picardo se reía.
Emilia Pardo Bazán
Es el que rinde marquesas locas; muerde las fresas de bellas bocas de las devotas de las Salesas; todas le quieren, todas le admiran y sonrientes todas le miran desde los tronos de sus calesas. Es Don Sainete prócer burlesco y aunque muy noble, muy picaresco.