En la mayoría de los casos no se trataba de debutantes en escena política o intelectual, de jóvenes pertenecientes a una nueva generación en sentido estricto, sino de hombres que provenían de los círculos ilustrados, como Benito Juárez, o de las tertulias y asociaciones semi-secretas del romanticismo sansimoniano, como Juan Bautista Alberdi.
Se pone en la Gaceta que en los Estados Unidos se hace ab ovo en nueve horas una casaca, y no se ha puesto un descubrimiento mucho más considerable como es este
romanticismo, por medio del cual se logra recopilar como cosa de treinta años en poco más de tres horas y un modo de existir tan en compendio, y a cuyos esfuerzos deberemos que la vida del hombre sea una cifra.
Mariano José de Larra
Y la anciana, sin asomos de
romanticismo, por instinto, como el perro que no quiere apartarse de un cadáver, se negaba a salir de su tienda, donde había sido amada hasta la muerte...
Emilia Pardo Bazán
Aquel romanticismo místico-erótico, que es ya en literatura una antigualla, era un mundo nuevo de delicias para la pobre mujer que desertaba de la vida grosera del materialismo hipócrita, de buenas formas y bajos instintos y gustos perversos, del gran mundo de ahora.
Por aquel
romanticismo de la limosna callejera se regañaba diariamente a sí propio, tratándose de hombre ñoño y sin sustancia y pensando que, en lugar del ochavo, le estaría mejor establecer alguna sociedad o congregación, escuela dominical o cocina económica, «a fin de recabar de la filantrópica abnegación de las colectividades lo que no logran los más gigantescos esfuerzos de la iniciativa individual», como decía un periódico local, El Nautiliense, tratando de una empresa para salvamento de náufragos.
Emilia Pardo Bazán
Interpretando las sonoridades de los metales de la orquesta como explosiones de la furiosa pasión de Hernani, claro está que habían de parecerme grano de anís los inconvenientes que me impedían formalizar mi trueque de ojeadas con la linda niña de la platea. ¡Indigno sería de mí, en los instantes en que me sentía arrebatado al quinto cielo del
romanticismo, pensar en nada práctico!
Emilia Pardo Bazán
No supuso entonces el bravo chapetón, que la mediocridad fuera el ama y señora, cuatro siglos después, en su obra de enero de 1535. Porque, romanticismo a un lado, esta ciudad de bizcocheros y de gallinazos, no tiene mucho de encantador.
He sabido todo lo concerniente a ellos esta mañana por un cartucho de papel oscuro que estaba en el mismo cajón que yo y que sabe las últimas noticias de la Corte. Pero la rueda meneó la cabeza. -¡El romanticismo ha muerto! ¡El romanticismo ha muerto!
Más concretamente: es hija del romanticismo alemán. Herder, Schelling y Hegel han sido los profetas de la nacionalidad, del «espíritu del pueblo», como ellos decían.
Ni en los folletines de los periódicos encontraba compasión. Ya había pasado el
romanticismo que había tenido alguna consideración con los tísicos.
Leopoldo Alas
Esta pieza melodramática pertenece a un nuevo género de poesía que no fue del tiempo de Horacio, ni de Terencio, ni de Plauto, ni mucho menos de Menandro, y todos aquellos clásicos antiguallas, que no sabían hacer más que piezas muy arregladas a razón, con muchas reglas, como si fueran precisas para hacer comedias, siendo así que éstas se hacen solas y sin gana, que no tenían genio para emanciparse de su esclavitud; ésta es la poesía romántica, objeto de una gran disputa que hay en el día en el Parnaso, sobre si han de entrar en él o han de quedarse a la puerta estas señoras piezas desarregladas dichas del
romanticismo.
Mariano José de Larra
No era posible que la engañara. Su romanticismo la cegaba en esta evidente traición. Desesperada, se le veía llorar en los sitios más notables: en la Alameda, por las calles de su barrio, en la facultad.