Juanita sintió frío dentro de los huesos. Luego encontró esta lista: «Casa 2.760 «Sastre 2.300 «Zapatero 460 «Guantero 300 «Fonda 680 «Fernando 3.000 «
Revendedor 200.
Pedro Antonio de Alarcón
Perico se metió al fin a revendedor de billetes de los teatros y de la Plaza de Toros, con lo que ya podía purear de cuando en cuando e ir él y su mujer de Pascua en San Juan al paraíso del Real, y la ignominia de la Zarzuela; pero como entonces la autoridad aún tenía la reventa de billetes por lo que las antiguas leyes de Castilla llamaban monipodio y castigaban como tal, Perico fue cogido una noche revendiendo billetes, y por buenas composturas le secuestraron todos los que tenía, y gracias que no fue también su persona secuestrada en el Saladero.
-contestó el
revendedor, lleno de sorpresa y de cólera-. Estas calabazas son mías; yo las he comprado... -Eso podrá usted contárselo al alcalde -repuso el tío Buscabeatas.
Pedro Antonio de Alarcón
Excusado es decir que los guindillas tuvieron este gusto; que el tío Fulano viose obligado, desde luego, a devolver al
revendedor los quince duros que de él había percibido; que el
revendedor se los entregó en el acto al tío Buscabeatas, y que éste se marchó a Rota sumamente contento, bien que fuese diciendo por el camino: -¡Qué hermosas estaban en el mercado!
Pedro Antonio de Alarcón
Eran, pues, las diez y media de la mañana cuando aquel día se paraba el tío Buscabeatas delante de un puesto de verduras del mercado de Cádiz, y le decía a un aburrido polizonte que iba con él: -¡Éstas son mis calabazas! ¡Prenda usted a ese hombre! Y señalaba al
revendedor. -¡Prenderme a mí!
Pedro Antonio de Alarcón
Resignó la jurisdicción el polizonte en su señoría, y enterada esta digna autoridad de todo lo que pasaba, preguntó al
revendedor con majestuoso acento: -¿A quién le ha comprado usted esas calabazas?
Pedro Antonio de Alarcón
Y soltando en el suelo un lío que llevaba en la mano, agachóse, arrodillándose hasta sentarse sobre los pies, y se puso a desatar tranquilamente las anudadas puntas del pañuelo que lo envolvía. La admiración del concejal, del
revendedor y del corro subió de punto.
Pedro Antonio de Alarcón
Al mismo tiempo llegó un nuevo curioso a ver qué ocurría en aquel grupo, y habiéndole divisado el
revendedor, exclamó: -¡Me alegro de que llegue usted, tío Fulano!
Pedro Antonio de Alarcón
En la más angosta de dichas callejuelas, y a la puerta de una muy pobre pero muy blanqueada casucha, estaba sentado en el suelo, o más bien sobre sus talones, fumando en pipa de barro secado al sol, un moro de treinta y cinco a cuarenta años,
revendedor de huevos y gallinas, que le traían a las puertas de Ceuta los campesinos independientes de Sierra-Bullones y Sierra-Bermeja, y que él despachaba a domicilio o en el mercado, con una ganancia de ciento por ciento.
Pedro Antonio de Alarcón
La ascensión social de Simón Ruiz le lleva desde la actividad de revendedor al papel de financiero de algunos de sus clientes, como Felipe II.
El grupo, liderado por Homer y con Bart como uno de los miembros, va al Super Bowl, en un estadio de Miami, y ven un pequeño espectáculo con Dan Marino antes del juego. Ansiosos por ver el partido, son interrumpidos por un revendedor, el cual Homer se saca del camino avergonzándolo.
Rafael Villasús: Artista mediocre. Tiene dos hijas: Pura, que tenía un hijo con un sainetero estúpido, y Ernestina, que mantiene una relación con un revendedor.